Page 86 - Egipto Tomo 1
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ALEJANDRIA MODERNA
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que habia contribuido no menos liberalmente que el Jetife á la erección del edificio,
dirigido por el. arquitecto Erbkam, por demas conocido
de estilo románico, proyectado y
por los amantes del arte egipcio. M. Lüttke, autor del libro titulado «Los tiempos nuevos
»del Egipto,» fue el primero que en él
dejó oir la palabra de Dios, después de
haber contribuido con notoria largueza
á la realización dé la obra, de la cual,
con legítimo orgullo se ocupaba en los
siguientes términos: «La elegancia de este
» pequeño edificio y su situación junto á
»la orilla, en el punto en que, si puede
»así decirse, el antiguo puerto se redon-
dea é hincha su seno; frente por frente
» de la llanura del mar cuyas azuladas
CEMENTERIO ÁRABE
» ondas vense mecer hasta remota Ion—
saludable. Más de un viajero ilustre,
» tananza producen una impresión encantadora y
,
el mismo príncipe imperial de Alemania, que con motivo de su visita á Ale-
»y hasta
»jandría hecha en 1869, se dignó entrar en la capilla , han experimentado la referida
» impresión, que han expresado por medio de palabras de entusiasmo.»
Según dejamos expuesto, los pueblos de todas las creencias han encontrado en Alejandría
una verdadera patria en la cual crecen y se a / a .
mueven con omnímoda libertad , lo mismo en
el terreno de la vida religiosa, que en el campo
de la vida material; siendo preciso confesar,
siquiera nos cause pena decirlo, que ésta em-
barga casi por completo las fuerzas todas así
de los extranjeros como de los naturales del
país. Vivir con el propósito de defender una
idea; luchar para la conquista de los bienes
del espíritu cultivar el arte y la ciencia que
;
ennoblecieron la antigua Alejandría, sentimientos
son que se buscarían en vano entre lo» que
han presidido al renacimiento de la ciudad cos-
ASOMADITA Á LA VENTANA DEL HAREM
mopolita. Y sin embargo el espectáculo que
ofrece la ciudad moderna nos encanta y maravilla, y en cierto modo reproduce en más
de un concepto ciertos rasgos de la fisonomía de la ciudad antigua. En efecto, así como
en otro tiempo supo mantenerse griega en medio de los bárbaros, hoy ha logrado
librarse del sello musulmán que da constantemente en ojos en los demás puntos del
valle del Nilo. Al presente, como hace dos mil años, la inmigración de europeos aven-