Page 206 - Fantasmas
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na  luz amarillenta  había  empezado  a bañar  la habi-
                     tación  cuando  Finney  escuchó  el ya familiar  golpe
           del cerrojo.  Tenía  la espalda contra  la puerta  y estaba  arrodi-
           llado  en  una  de las esquinas  de la habitación,  allí donde  el ce-
           mento  se  había  roto  hasta  revelar  el suelo  de arena  que había
           debajo.  Continuaba  con  el sabor  a cobre  viejo en  la boca, un
           regusto  que le recordaba  al del refresco  de uva.  Giró  la cabe-
           za, pero  no  se levantó,  ocultando  con  el cuerpo  lo que tenía  en
           las manos.
                Se sorprendió  al ver  a alguien  que  no  era  Albert,  gritó
           y se  levantó  tambaleante.  El hombre  que  estaba  en  la puerta
           era  de pequeña  estatura  y aunque  tenía  la cara  redonda y re-
           gordeta,  el resto  del cuerpo  resultaba  demasiado  menudo  pa-
           ra  las ropas  que  llevaba:  una  chaqueta  militar  arrugada  y un
           suéter  ancho  de punto.  Los cabellos  desordenados  dejaban ver
           grandes  entradas  en  su  frente  en  forma  de huevo, y tenía  una
           de las comisuras  de la boca  arqueada  en  una  sonrisa  de incre-
           dulidad.
                —Joder —dijo el hermano  de Albert—.  Sabía que tenía
           algo escondido  en  el sótano  que  no  quería  que  viera,  pero
           ¡joder!




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