Page 247 - Fantasmas
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Joe HiLL



           —También  me  ha dicho  que  te pasas  el día en  el sótano
     viendo  la televisión.

           —No  hago sólo eso  —contesté,  pareciendo  más  a la de-
     fensiva de lo que me  habría  gustado—.  Y si tanto  te preocupas
     por ella, ¿por  qué no  vienes  a casa  los fines  de semana  y haces
      de chalán  en  la obra?
           —Cuando estás  en tercero  de medicina  no puedes tomarte
      un fin de semana cuando  sea.  Tengo que planear con  antelación
      hasta  cuándo  voy  al cuarto  de baño.  Un día de la semana  pa-
      sada pasé diez horas  en  urgencias.  Se había terminado  mi tur-
      no, pero  entró una  mujer mayor con  una  fuerte hemorragia va-
      ginal...
           Al oír aquello me  reí, una  reacción  a la que Nick respondió
      con  un  largo silencio  de desaprobación.  Después  continuó.
           —Me  quedé una  hora más  hasta asegurarme  de que esta-
      ba bien. Eso es lo que quiero para ti. Que hagas algo que te saque
      de tu pequeño  mundo.
           —Hago  cosas.
           —¿Qué  cosas?  A ver,  por ejemplo,  ¿qué has hecho  hoy
     durante  todo  el día?
           —Hoy...  bueno,  no  ha sido un  día muy  normal.  No he
     dormido  en  toda  la noche.  He  estado...  digamos  que  flotan-
     do de un  lado a otro.  —Reí  otra  vez  sin poder evitarlo.
           Nick  se  quedó callado  unos segundos  y después dijo:
           —Si  estuvieras  en  caída  libre, Eric,  ¿crees  que  te darías
     cuenta?




           Salté del borde del tejado como  se lanza un  nadador  des-
     de el borde  de una  piscina al agua.  El estómago  me  daba vuel-
     tas  y me  picaba la cabeza, un picor ardiente  y helado  al mismo
     tiempo,  con  todo  el cuerpo  agarrotado  y esperando  que  lle-
     gara  la caída  libre.  Éste es  el fin de la historia,  pensé, y se  me



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