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545 Solía ser la costumbre que los clientes tuvieran que esperar de pie en la tienda
546 de la esquina hasta que los dependientes acabaran de pasar su momento del
547 día con los amigos y los dueños de tienda hubieran terminado de realizar sus
548 depósitos bancarios antes de presentarse a atender al público. Las cadenas de
549 tiendas, dirigidas por PERSONAS CORTESES que hacen todo por ofrecer un
550 buen servicio, casi hasta lustrar los zapatos de los clientes, HAN
551 DESPLAZADO A LOS ANTIGÜOS COMERCIANTES. ¡EL TIEMPO
552 PASA! “Cortesía” y “Servicio” son las actuales consignas de la
553 comercialización, y son más directamente aplicables a las personas que
554 venden sus servicios personales que al empresario a quien sirven porque, en
555 última instancia, ambos están CONTRATADOS POR EL PUBLICO AL QUE
556 SIRVEN. Si no logran dar un buen servicio, pagan con la pérdida de su
557 privilegio de servir.
558 Todos podemos recordar la época en la que el empleado que leía el contador
559 del gas llamaba a la puerta con tanta fuerza que podía romper los paneles.
560 Cuando se le abría la puerta, entraba sin que nadie lo hubiera invitado y con
561 una mueca en la cara que claramente decía: “¿Por qué diablos me has tenido
562 esperando tanto tiempo?”. Todo eso ha experimentado un cambio. El hombre
563 del gas ahora se comporta como un caballero que está “encantado de estar a su
564 servicio”. Antes de que las empresas de gas se dieran cuenta de que sus
565 empleados ceñudos estaban acumulando deudas que jamás se acabarían de
566 pagar, aparecieron los corteses vendedores de combustibles de petróleo y se
567 quedaron con el negocio.
568 Durante la depresión pasé varios meses en la región del carbón de antracita en
569 Pennsylvania, estudiando las condiciones que no habían hecho sino destruir la
570 industria del carbón. Entre los distintos y muy significativos descubrimientos
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