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204 vuelvan presas del pánico. Continúa con tu trabajo y termina tu filosofía. Ésta
205 es tu misión en la vida. Si la descuidas, por cualquier motivo, regresarás a un
206 estado primitivo y te verás forzado a volver por los ciclos a través de los que
207 has pasado durante miles de años”.
208 Al día siguiente fui incapaz de saber si lo había soñado o realmente había
209 estado despierto y nunca he logrado saberlo. Pero sé que el sueño, si es que
210 fue un sueño, fue tan vívido en mi mente que reanudé mis reuniones la
211 siguiente noche.
212 En aquella ocasión, los miembros de mi gabinete entraron en la sala juntos y
213 se sentaron en sus lugares habituales en la mesa del consejo, mientras Lincoln
214 sostenía un vaso y decía: “Caballeros, hagamos un brindis por un amigo que
215 ha vuelto al redil.”
216 Después empecé a agregar miembros a mi gabinete, que hasta ahora lo
217 componen más de cincuenta personas, entre ellos Jesucristo, San Pablo,
218 Galileo, Copérnico, Aristóteles, Platón, Sócrates, Homero, Voltaire, Bruno,
219 Spinoza, Drummond, Kant, Schopenhauer, Newton, Confucio, Elbert Hubbart,
220 Brann, Ingersol, Wilson y William James.
221 Es la primera vez que he tenido el valor de mencionar esto. Hasta ahora, he
222 permanecido en silencio sobre el tema porque sabía, por mi propia actitud
223 respecto a estos asuntos, que nadie me comprendería al describir mi inusual
224 experiencia. Ahora me he atrevido a reducir mi experiencia a una página
225 impresa porque estoy menos preocupado por el qué “dirán los demás” de lo
226 que estaba hace unos años. Una de las bendiciones de la madurez es que
227 algunas veces le proporciona a uno mucho más coraje para ser veraz, al
228 margen de lo que puedan pensar o decir aquellos que no lo comprenden.
229 Para que no se me malinterprete, deseo expresar firmemente que todavía
230 considero mis reuniones con el gabinete producto de la imaginación, pero me 299