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424 para vender periódicos (su hermano mayor ya se había hecho vendedor de
425 diarios), él tendría una gran ventaja respecto a su hermano por el hecho de que
426 las personas le darían un dinero extra por sus mercancías, cuando vieran que
427 era un chico brillante y trabajador a pesar de no tener orejas.
428 Pudimos ver, gradualmente, que la audición del pequeño iba mejorando.
429 Además, no tenía la más mínima tendencia a cohibirse por su aflicción.
430 Cuando tenía siete años, mostró la primera prueba de que nuestro método de
431 apoyo estaba dando frutos. Durante varios meses suplicó poder vender
432 periódicos, pero su madre no le dio su consentimiento. Temía que su sordera
433 fuera un riesgo para ir solo por la calle.
434 Finalmente, tomó cartas en el asunto. Una tarde, cuando se quedó en casa con
435 los sirvientes trepó por la ventana de la cocina, descendió hasta el suelo y se
436 puso en camino. Le pidió prestados seis centavos al zapatero del barrio, los
437 invirtió en comprar periódicos, los vendió, volvió a invertir el dinero y siguió
438 haciendo lo mismo hasta altas horas de la noche. Después de cuadrar sus
439 cuentas y devolver los seis centavos a su banquero, se encontró con que había
440 obtenido unas ganancias netas de cuarenta y dos centavos. Cuando llegamos a
441 casa aquella noche lo encontramos dormido en la cama, apretando el dinero en
442 un puño.
443 Su madre le abrió la mano, sacó las monedas, y rompió a llorar. ¡Qué
444 sorpresa! Lamentarse por la primera victoria de su hijo pareció muy
445 inapropiado. Mi reacción fue precisamente la inversa. Reí a carcajadas, pues
446 supe que mi empeño en inculcar en la mente del muchacho una actitud de fe
447 en sí mismo había tenido éxito.
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