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       cargamento y de la nave, sino    estrellas por muchos días, y
       también de nuestras personas.    acosados por una tempestad no
         11 Pero el centurión creía más   pequeña, ya habíamos perdido
       al piloto y al capitán de la nave   toda esperanza de salvarnos.
       que a lo que Pablo decía.         21 Entonces Pablo, ya que hacía
         12 Y como el puerto no era có-  mucho que no comíamos, puesto
       modo para invernar, la mayoría   en pie en medio de ellos, dijo: Ha-
       acordó zarpar también de allí,   bría sido en verdad conveniente,
       por si pudiesen arribar a Fenice,   oh varones, haberme oído y no
       que es un puerto de Creta que    zarpar de Creta, para así evitar
       mira al noroeste y suroeste, e in-  este peligro y pérdida.
       vernar allí.                      22 Pero ahora os exhorto a tener
         13 Y soplando suavemente el    buen ánimo, pues no se perderá
       viento del sur, pareciéndoles que   la vida de ninguno de vosotros,
       ya tenían lo que deseaban, leva-  sino solamente la nave.
       ron anclas e iban cerca de la costa   23 Porque esta noche ha estado
                                                    a
       de Creta.                        conmigo el  ángel del Dios de
         14 Pero no mucho después dio   quien soy y a quien sirvo,
       contra la nave un viento huraca-  24 diciendo: Pablo, no temas;
       nado que se llama Euroclidón.    es necesario que comparezcas
         15 Y siendo arrebatada la nave,   ante César; y he aquí, Dios te ha
       y no pudiendo hacerle frente al   concedido todos los que navegan
       viento, nos dejamos llevar a la   contigo.
       deriva.                           25 Por tanto, oh varones, tened
         16  Y habiendo navegado al     buen ánimo, porque yo confío
       abrigo de una pequeña isla que   en Dios que será así como se me
       se llama Clauda, apenas pudimos   ha dicho.
       a  sujetar el esquife;            26 Sin embargo, es menester que
         17 y una vez subido éste a     demos en alguna isla.
       bordo, usaban refuerzos para ce-  27 Y al llegar la decimacuarta
       ñir la nave; y teniendo temor de   noche, y siendo llevados a través
       que diesen en las arenas de Sirte,   del mar Adriático, a la media-
       arriaron las velas y quedaron a   noche los marineros sospecha-
       la deriva.                       ron que estaban cerca de alguna
         18 Pero siendo azotados por una   tierra.
       furiosa tempestad, al siguiente   28 Y echando la sonda, halla-
       día comenzaron a aligerar la     ron veinte brazas; y pasando un
       nave.                            poco más adelante, volvieron a
         19 Y al tercer día, con sus pro-  echar la sonda y hallaron quince
       pias manos, arrojaron los aparejos   brazas.
       de la nave.                       29 Y temiendo dar en escollos,
         20 Y no apareciendo ni sol ni   echaron cuatro anclas por la

       27 16 a O sea, amarrar     barquita salvavidas.
             con seguridad la   23 a GEE Ángeles.
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