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HECHOS 27:30–28:4 1776
popa, y deseaban que se hiciese e izaron al viento la vela de proa
de día. y se dirigieron a la playa.
30 Entonces los marineros 41 Pero dando en un lugar de
procuraron huir de la nave; y dos aguas, hicieron encallar la
echando el esquife al mar, apa- nave; y la proa, hincada, quedó
rentaban como que querían echar inmóvil, y la popa se abría con la
las anclas de proa. fuerza del mar.
31 Pero Pablo dijo al centurión 42 Entonces los soldados acorda-
y a los soldados: Si éstos no per- ron matar a los presos, para que
manecen en la nave, vosotros no ninguno se fugase nadando.
podréis salvaros. 43 Pero el centurión, queriendo
32 Entonces los soldados cor- salvar a Pablo, les impidió ese
taron las amarras del esquife y intento, y mandó que los que su-
dejaron que se perdiese. piesen nadar se echasen primero
33 Y cuando comenzó a ser de y saliesen a tierra;
día, Pablo exhortaba a todos a 44 y los demás, parte en tablas,
que comiesen, diciendo: Éste es parte en cosas de la nave. Y así
el decimocuarto día que veláis y aconteció que todos se salvaron
permanecéis en ayunas, sin co- saliendo a tierra.
mer nada.
34 Por tanto, os ruego que co-
máis por vuestra salud, porque CAPÍTULO 28
ni aun un cabello de la cabeza de
ninguno de vosotros perecerá. Pablo resulta ileso de la mordedura
35 Y habiendo dicho esto, tomó de una víbora — Sana a los enfer-
el pan y dio gracias a Dios en pre- mos en Malta — Predica en Roma,
sencia de todos; y partiéndolo, primero a los judíos y después a los
comenzó a comer. gentiles.
36 Entonces todos, teniendo ya
mejor ánimo, comieron también. ESTANDO ya a salvo, supimos que
37 Y éramos todas las personas la isla se llamaba Malta.
en la nave doscientas setenta y 2 Y los nativos nos trataron con
seis. no poca humanidad, porque, en-
38 Y ya satisfechos, aligeraron la cendiendo un fuego, nos recibie-
nave, echando el trigo al mar. ron a todos, a causa de la lluvia
39 Y cuando se hizo de día, no que caía y del frío.
reconocieron la tierra, pero vie- 3 Entonces Pablo, habiendo
ron una bahía que tenía playa, en recogido algunas ramas, las
a
la cual acordaron varar la nave, echó al fuego; y una víbora,
si podían. huyendo del calor, se le prendió
40 Cortando, pues, las anclas, las en la mano.
dejaron en el mar, echando tam- 4 Y cuando los nativos vieron
bién las ataduras de los timones; la víbora colgando de su mano,
28 3 a Mar. 16:17–18; DyC 124:98–100.