Page 28 - Abrázame Fuerte
P. 28
que andar. « Bueno —se convence a sí misma—, el aire fresco me sentará
bien» .
Unas horas antes, en casa de Silvia
Silvia ya está en su cuarto y, al ver la hora que es, no puede evitar hacer la
maldita llamada. Sabe que tiene que hacerlo, pero le da cosa que su amiga note
que Sergio le gusta un pelín. Se arma de valor, coge el móvil y marca: « Bea» .
Antes de que suene el segundo tono, su amiga ya ha contestado:
—Silvia, por fin, ¡pensaba que no llamarías nunca!
—Perdona, es que me he liado un poco al llegar a casa.
—Bueno, ya he visto que mi futuro novio te ha llevado en moto… ¿Y qué
más?
—¿Qué más de qué?
—Pues… ¿qué te ha dicho de mí?
—Bueno, que sentía que estuvieras enferma, que tenía ganas de verte y que
ya quedaréis otro día.
—¿No se ha dado cuenta de que era mentira? —pregunta Bea, ansiosa.
—Para nada. Ha colado perfectamente —dice Silvia, orgullosa de su
actuación ante Sergio.
—¿Seguro? Que mientes muy mal… —apunta su amiga.
—Sí, pero esta vez ha ido bien. Te lo prometo.
—Es que… como te ha llevado en moto, pensaba que luego vendrías a
verme… He estado un rato en el quiosco, esperándote…
—Lo sé, Bea, pero me ha dicho que me llevaba a casa y he pensado que si le
decía que no, se iba a notar mucho… ¡No quería que me pillase!
—Sí, igual tienes razón.
—Sigo pensando que lo que has hecho ha sido una tontería. Ahora estarías con
él…
—Vaaaale —suspira Bea—. ¿Sabes qué? Me conectaré al chat e intentaré
quedar con él otro día. Como no nos hemos pasado los teléfonos aún, ¡es la única
manera que tenemos de comunicarnos!
—Me parece muy bien —resuelve Silvia, y se despide de su amiga—: Un
beso. ¡Hablamos!
Silvia le cuelga el teléfono con algo de remordimientos. No ha mentido, pero
ha obviado decirle que Sergio y ella sí han intercambiado los teléfonos. No sabe
demasiado bien qué significa eso, pero está claro que algo…, ¿o no?
En ese mismo momento, en casa de Bea