Page 24 - Abrázame Fuerte
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Y, al decir eso, se abalanza sobre él y lo besa. La iniciativa coge a David por
sorpresa, pero luego le devuelve el beso a Ana y, por último, se zafa de ella.
—Estás borracha —le dice, con un tono muy tierno.
—Estoy borracha, y creo que me gustas —responde Ana. Y, al decir eso,
vuelve a inclinarse hacia el chico, para volver a besarlo.
—Para, Ana.
—No, para tú —contesta ella—. Para tú. Déjame.
—Te voy a llevar a casa.
—Ya sé llegar yo sola, gracias. —Ana vocaliza fatal.
—En el estado en el que estás, lo dudo.
—Deja de decirme lo que puedo o no puedo hacer. ¡Deja de decirme que
estoy borracha! —se exalta Ana.
La gente que se apelotona a la entrada del local se vuelve hacia ellos. David
mira a su alrededor.
—¿Qué pasa?, ¿te avergüenzo? ¡Que te den! ¡Que te den, David, que te den!
¡Déjame! ¡Que me dejes, te digo! —Ana intenta largarse, pero David la sujeta
fuerte del brazo. Ana solloza—. Déjame, déjame…
David la abraza con delicadeza y, antes de darse cuenta de lo que está
haciendo, la chica se separa violentamente de él y vomita.
—No se hable más: es hora de que alguien te lleve a casa —sentencia Estela,
que al salir del local en busca de Ana había permanecido a una distancia
prudencial de la pareja, observando discretamente la escena, antes de decidirse a
intervenir—. Nos vamos a casa andando, a ver si se te baja la borrachera un
poco. Conociendo a tus padres, seguro que te esperan en casa con el
alcoholímetro —bromea.
David se aleja sin despedirse de Ana.