Page 266 - Lascivia Noviembre 2017
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personas más jóvenes, de 18 a 24 años. En 2015, el país se colocó en el si-

                  tio número 10 de los 20 que más visitan el sitio. Y los usuarios son en su

                  mayoría hombres, un 72%. Los países con más espectadoras femeninas

                  son: Jamaica, Nicaragua, Honduras, Ecuador, Bahamas, Panamá, Costa Rica,

                  República Dominicana, Nueva Zelanda y Sudáfrica. La duración de la visita,

                  en promedio, es de casi nueve minutos. Soto añade que “en México hace

                  falta porno hecho por mujeres como sí se está haciendo en otros países

                  como Estados Unidos o Francia. La mujeres deberían reivindicar su derecho

                  a hacer su propia pornografía. Pasar de la actuación a la dirección”.




                    Danae no había oído hablar del porno femenino. “Pero ahora que lo men-

                  cionas, me parece bien”, apunta. Q uiere abrir su sitio web para crear su pro-

                  pia “marca”. Parte de las ganancias del sitio irán destinadas a la productora,

                  matiza Deira.




                    Esta mañana Danae va a grabar con su pareja. Alfonso, de 32 años, lleva sa-

                  liendo con ella desde antes de que empezara a dedicarse al porno. “No me

                  importó cuando me contó que eso era lo que quería hacer. Pero cuando la

                  vi con otro hombre por primera vez fue muy duro”, explica. Antes de cada

                  grabación se intercambian los documentos médicos que acreditan la buena

                  salud de los actores. En esta ocasión, se van a saltar el papeleo porque son

                  pareja. Ella lo convenció para probar como actor porno y van a filmar la es-

                  cena en la misma cama donde están hospedados.




                    Alfonso se acuesta y la trama se decide sobre la marcha. “Entras a por el

                  cargador del celular, por ejemplo”, ordena Deira. Ella abre la puerta e impro-

                  visa. No se llega a comprender por qué va vestida de Blancanieves. Poco im-

                  porta, según las cifras que maneja Soto, de la escena se consumirán ocho

                  minutos. Entre bastidores, un fan de la actriz, repeinado y vestido de cami-

                  sa para la ocasión, graba con el móvil escondido la escena. El que sujeta la

                  cámara, está convencido de que lo que se hace en el cuarto de 300 pesos

                  es cine: “Acción”.




                                                                                                                Por Elena Reyna
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