Page 33 - Sin verdades a medias 6
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PLENA
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un trabajo, aunque se pague muy bien; de no querer practicar deporte, aunque uno se haya puesto un poco gordo; de no querer asistir a clases de informática después del trabajo, una hora o dos; pereza física que nos ata al sofá, que nos ata a la casa de nuestros pa- dres, cuando podríamos encontrar un trabajo o emprender un negocio. La pereza nos trans- forma en una especie de parásitos, intentan- do vivir a costa de los demás. Es muy curio- so que la pereza desaparezca por completo cuando se trata de salir de  esta o tomarse una cerveza con los amigos.
Pereza intelectual; nos da pereza es- tudiar, aprender cosas nuevas. Esto lo saben muy bien los que han pasado por la universi- dad: se pre ere mil veces irse de  esta que estudiar, por la pereza intelectual.
Pereza emocional. Por pereza emo- cional preferimos quedarnos solos a impli-
carnos en una relación de pareja; por pereza emocional preferimos dejar a alguien sufrir de pena moral que intentar ayudarlo, consolarlo o aconsejarlo.
Pereza espiritual. Una persona es- piritualmente perezosa es una persona a la que no le interesa qué pasa con su vida, que no hace nada en absoluto para comprender por qué sufre. La pereza espiritual nos hace estar complacidos en una vida desgraciada, aunque suframos, aunque hayamos tocado fondo; por pereza espiritual no hacemos nada para salir. En otras palabras, nos desconecta- mos de nosotros mismos, de nuestra propia esencia espiritual, nos olvidamos de que so- mos seres humanos y no meros robots que viven sin saber por qué.
Hábitos. Salir de la rutina, salirse de los hábitos de la familia, de los amigos, de la sociedad, es algo que requiere voluntad y de-
terminación. Por lo común los niños no suelen cuestionarse los ejemplos de los demás, vol- viéndose hábitos con el tiempo, aunque esos hábitos sean perjudiciales como el tabaco o el alcohol; cuando llegamos a adultos tampoco solemos cuestionarnos si son buenos o ma- los.
La vida rutinaria. ¿Has tenido alguna vez la sensación de que la vida se repite igual todos los días? ¿Sientes que no hay nada nuevo en el diario vivir? ¿Nada te hace sus- pirar, nada te corta la respiración? ¿Ya nada te sorprende en tu vida? Entonces vives una vida rutinaria.
La zona de confort se compone de to- das nuestras limitaciones y debilidades y de la falta de iniciativa para cambiar.
Como decía Felipe –un personaje de Mafalda–: «Hasta mis debilidades son más fuertes que yo».
Requisitos para salir de la zona de confort
«Hay una fuerza motriz más poderosa que la electricidad o la energía atómica; esa fuerza es la voluntad». Albert Einstein
Para cualquier cambio grande o pe- queño en la vida, nos hacen falta ciertas virtu- des, esto es, ciertas capacidades que hemos de utilizar para el enfrentamiento con nosotros mismos.
Valentía. La valentía nos ayudará a enfrentarnos al miedo inconsciente que nos paraliza cualquier intento de cambiar algo en la vida.
Discernimiento y comprensión de los mecanismos mentales y emocionales. Es decir, necesitamos discernir las mentiras que nuestra mente nos cuenta, por ejemplo: que no somos capaces, que nadie nos quiere, que todo nos pasa a nosotros, que no servimos para nada, etc. Todas estas voces derrotis- tas son mentiras, de modo que necesitamos discernir qué es verdad y qué es mentira en nuestra propia mente.
Re exión y voluntad. Primero, re-  exionar sobre nuestra propia vida, para com- prender cómo vivimos y por qué sufrimos. Se- gundo, emplear la voluntad para un propósito superior en la vida.
Es curioso que tengamos voluntad para quedarnos dos o tres horas a diario fren- te al televisor, pero no tenemos voluntad para hacer deporte una media hora.
Es paradójico que tengamos volun- tad para pasarnos horas enteras diciendo los errores a nuestra pareja, pero no tenemos vo- luntad para analizar nuestros propios defectos unos 10 minutos.
Perdemos todo un  n de semana mi- rando películas de violencia, para eso sí que tenemos voluntad, pero no tenemos voluntad para leer un capítulo de un libro, algo útil para el Alma.
También cuando de  esta se trata, te- nemos mucho entusiasmo, pero cuando se trata de ayudar a nuestra pareja en algo de la casa, allí se nos acaba pronto toda la voluntad y empezamos a enfadarnos.
Estos ejemplos nos ayudan entender que todos tenemos voluntad, pero que la usa- mos en cosas sin importancia, en cosas que no cambian nuestras vidas, que no nos llevan a mejorar nuestro mundo interior.
Cuando te atrevas a tomar el destino en tus manos, verás entonces la tendencia de abandonar el intento, de volver a la vida de siempre. Es entonces cuando necesitas per- severancia. Hay un proverbio latino que reza
Los obstáculos para superar las situaciones dificiles, están en la mente
así: «Perseverantia vincit», ’la perseverancia vence’.
Ser perseverante signi ca luchar cada día por tu sueño, aunque estés cansado, aun- que tu mente te diga que no puedes, aunque todo el mundo esté en contra tuya, y sobre todo, aunque todavía no hayas visto el resul- tado de tus esfuerzos; seguir adelante, esto signi ca ser perseverante.
La Sabiduría egipcia habla sobre la perseverancia de esta manera:
«Toma el escudo de tu fe y avanza con paso decidido, ya sea a favor del viento o con- tra todos los vientos».
Re exión como conclusión
¿Si no abandonas tu zona de confort ahora, cuando lo harás? ¿Si no eres tú quien cambie tu vida, crees que lo hará alguien por ti? ¿O tal vez estás contento con tu manera de vivir? Entonces no hay nada que hacer.
A


































































































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