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Padre Juan y la Parroquia Vianney en mi vida



          CLUBER MARíN RODRIGUEZ:                         todavía hay mucho trabajo por hacer”.
          Sumergiéndome en el baúl de mis recuerdos, pude en-
          contrar que allá por los años 1973-1974 (los mejores   Muchos de nosotros nos preguntaremos ¿Cuál era su
          años de mi juventud), nuestro querido Padre Juan me   motivación?. En primer lugar su vocación al sacerdo-
          llamó a casa para decirme que quería hablar conmigo.   cio, pero lo que realmente lo movía de esa manera era
          Cual sorpresa la mía, era para pedirme que me hiciera   su inmenso amor a Cristo y su Evangelio; su amor por
          cargo de las planillas de los trabajadores en la cons-  ese Cristo sufriente personificado en sus feligreses y
          trucción de la capilla de 9 de Octubre (él sabía que yo   por quienes él dio su vida. Cristo era el centro en la
          podía hacerlo pues estaba asistiendo a la universidad   vida del Padre Juan y de una manera u otra él nos dio
          para ser un contador).                          el ejemplo de cómo seguir a Cristo y tenerlo como cen-
                                                          tro en nuestras vidas.
          La única condición era que yo viviera en la casa parro-
          quial a lo que accedí con mucho gusto. Siempre había   MIGUEL SECLéN CONTRERAS:
          sido una incógnita para mi, saber cómo vive un sacer-  Transcurrían mis últimos años de la escuela secunda-
          dote y en concreto cómo vivía el P. Juan. Me imagina-  ria, casi finales de los 70. Recuerdo muy bien ese día,
          ba que sería una vida muy cómoda. ¡Qué error de mi   un sábado de viento por la tarde, cuando mi amigo
          parte! y esto lo fui descubriendo cada día, levantándo-  César Puse fue a buscarme a casa para ir a jugar un
          me a las 5:00 a.m., tomando un desayuno muy frugal,   partido de futbol. Accedí casi de inmediato, sin saber
          caminando a la construcción a las 7:00 a.m. para ins-  donde  ni  con-          tra  quien  sería.
          peccionar las obras y después yendo a                                           Caminamos  de
          mis clases en                                                                   prisa  hasta  lle-
          la  universi-                                                                   gar  a  la  puerta
          dad.                                                                            de  la  parroquia
                                                                                           San Juan María
          Las  primeras                                                                    Vianney. No era
          semanas fue-                                                                     el lugar que yo
          ron  un  tanto                                                                   esperaba  para
          fáciles   pero                                                                   jugar   futbol,
          con  el  correr                                                                   pero  fue  la
          del tiempo me                                                                     mano de Dios
          di  cuenta  que                                                                   que  me  llevó
          nuestro  que-                                                                     hasta  allí  ese
          rido P. Juan no                                                                    día.  Cuando
          tenía  un  hora-                                                                   nos  aproxi-
          rio  de  trabajo.                                                                  m a m o s
          Sus   múltiples                                                                    hacia   ella
          o c u p a c i o n e s                                                           vimos a una per-
          dedicadas al ser-                                   sona alta y corpulenta, era un sacerdote extran-
          vicio de la gente,       hacían que su alimenta-  jero que trabajaba en la parroquia. Me puse un poco
          ción sea una cosa secundaria (“cuando le quedaba un   nervioso porque nunca antes había estado tan cerca
          poquito de tiempo entre actividades”). Nunca le dijo   de un religioso, pero con mucha informalidad, César
          “no puedo” o “no tengo tiempo” a quien acudía a él   me lo presento, “Hola, soy el Padre Alfredo” me dijo
          para pedirle visitar a un enfermo, hacer una misa por   con una gran sonrisa que me hizo sentir bienvenido.
          un difunto, una confesión, llevar alimentos a una fami-
          lia necesitada.                                 Desde ese momento mi vida comenzó a crecer al lado
                                                          de la parroquia. Después de dos semanas fui invita-
          Estaba  presente  en  las  reuniones  de  los  tantos  gru-  do a participar de un grupo juvenil en José Olaya, era
          pos que existían en la parroquia, por llevar el Evange-  el grupo JIC (Juventud Inquieta Cristiana) que se re-
          lio a toda la comunidad parroquial. Yo tuve el honor   unía los sábados por la noche en la capilla. Allí conocí
          de acompañarlo a todas estas actividades durante el   a otros jóvenes que se mostraron muy amables, me
          tiempo que viví con él y por supuesto de compartir su   dieron una entusiasta bienvenida haciéndome sentir
          cansancio  que  nunca  fue  un  obstáculo  para  llevar  a   parte del grupo en forma casi mágica. Así empezó a
          Cristo consigo. Recuerdo una noche en especial, a las   crecer una gran amistad entre nosotros, aprendimos
          11:00 de la noche, muy cansados y estando sentados   juntos a leer la Biblia, orar, cantar, compartir; con res-
          en la sala de su casa me decía: “Hijito, este cuerpo está   ponsabilidades en la capilla: mantenerla limpia, repar-
          cansado y se resiste a trabajar, pero no me va a vencer,   tir los boletines, dirigir los cantos, la liturgia y ayudar

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