Page 25 - Potencia tus habilidades de comunicación. 2017
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Lo que no estaba tan claro, era la existencia de unas barreras psíquicas que
                  parecían existir en los animales y en las personas.

                  Los zoólogos se fijaban una y otra vez en la disposición de los pajarillos en los
                  tendidos eléctricos; en la distribución de las gaviotas a lo largo de un arrecife; en
                  la situación de dos cisnes que en un estanque decidían navegar juntos; en el
                  apiñamiento de las focas y morsas en las gélidas playas de la Antártida...

                  Después,  observaron  a  las  personas.  Se  detuvieron  en  observarlas  en
                  situaciones tan cotidianas como una improvisada cola en espera del autobús, o
                  en aglomeraciones del metro, o en sus distribuciones por los parques públicos...

                  El resultado fue asombroso; ambos, animales y humanos, parecían compartir lo
                  que desde ese momento pasó a denominarse Espacio Personal. A partir de ahí,
                  el  estudio  de  las  distancias  personales  llamó  la  atención  de  otra  serie  de
                  profesionales: sociólogos, psicólogos, antropólogos...

                  E.T.  Hall  llegó  a  la  conclusión  de  que  podía  hablarse  de  cuatro  espacios
                  personales  en  los  seres  humanos,  aunque  nos  advirtió  que  estas  distancias
                  variaban conforme a las distintas culturas:











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