Page 339 - El Señor de los Anillos
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—¿Qué dice la escritura? —preguntó Frodo mientras trataba de descifrar la
inscripción en el arco—. Pensé que conocía las letras élficas, pero éstas no las
puedo leer.
—Está escrito en una lengua élfica del Oeste de la Tierra Media en los Días
Antiguos —respondió Gandalf—. Pero no dicen nada de importancia para
nosotros. Dicen sólo Las Puertas de Durin, Señor de Moria. Habla, amigo y entra.
Y más abajo en caracteres pequeños y débiles está escrito: Yo, Narvi, construí
estas puertas. Celebrimbor de Acebeda grabó estos signos.
—¿Qué significa habla, amigo y entra? —preguntó Merry.
—Es bastante claro —dijo Gimli—. Si eres un amigo, dices la contraseña y
las puertas se abren y puedes entrar.
—Sí —dijo Gandalf—, es probable que estas puertas estén gobernadas por
palabras. Algunas puertas de enanos se abren sólo en ocasiones especiales, o para
algunas personas en particular, y a veces hay que recurrir a cerraduras y llaves
aun conociendo las palabras y el momento oportuno. Esta puerta no tiene llave.
En los tiempos de Durin no eran secretas. Estaban de ordinario abiertas y los
guardias vigilaban aquí. Pero si estaban cerradas, cualquiera que conociese la
contraseña podía decirla y pasar. Al menos eso es lo que se cuenta, ¿no es así,
Gimli?
—Así es —dijo el enano—, pero qué palabra era ésa, nadie lo sabe. Narvi y
el arte de Narvi y todos los suyos han desaparecido de la faz de la tierra.
—¿Pero tú no conoces la palabra, Gandalf? —preguntó Boromir sorprendido.
—¡No! —dijo el mago.
Los otros parecieron consternados; sólo Aragorn, que había tratado largo
tiempo a Gandalf, permaneció callado e impasible.
—¿De qué sirve entonces habernos traído a este maldito lugar? —exclamó
Boromir, echando una ojeada al agua oscura y estremeciéndose—. Nos dijiste
que una vez atravesaste las Minas. ¿Cómo fue posible si no sabes cómo entrar?
—La respuesta a tu primera pregunta, Boromir —dijo el mago— es que no
conozco la palabra… todavía. Pero pronto atenderemos a eso. Y —añadió y los
ojos le chispearon bajo las cejas erizadas— puedes preguntar de qué sirven mis
actos cuando hayamos comprobado que son del todo inútiles. En cuanto a tu otra
pregunta: ¿dudas de mi relato? ¿O has perdido la facultad de razonar? No entré
por aquí. Vine del Este.
» Si deseas saberlo, te diré que estas puertas se abren hacia afuera. Puedes
abrirlas desde dentro empujándolas con las manos. Desde fuera nada las moverá
excepto la contraseña indicada. No es posible forzarlas hacia adentro.
—¿Qué vas a hacer entonces? —preguntó Pippin a quien no intimidaban las
pobladas cejas del mago.
—Golpear a las puertas con tu cabeza, Peregrin Tuk —dijo Gandalf—. Y si
eso no las echa abajo, tendré por lo menos un poco de paz, sin nadie que me haga