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activos aislados suelen presentar efectos secundarios indeseables, que integrados en el total de la planta no aparecen.
Está claro que no es lo mismo administrar mentol que un aceite esencial de menta. Al igual que no es lo mismo administrar buxina pura que buxina integrada en la planta completa de boj, lo que demuestra que ciertos principios activos aislados son tóxicos e integrados en el conjunto de la planta no lo son en absoluto.
Del mismo modo se puede afirmar que estas sinergias se ven potenciadas en ciertas mezclas de plantas.
¿Qué formas hay de utilizar los principios activos?
Una de las formas, la más sencilla consiste en utilizar la planta directamente, con lo cual, aparte de ingerir (si es uso oral) el principio activo se ingieren el resto de componentes neutros de la planta, con ello la cantidad de planta que se debe consumir es bastante alta para que se alcancen dosis efectivas; la otra forma de consumir los principios activos es mediante una previa extracción de la planta, con lo cual una parte importante de los componentes neutros (en especial la celulosa y la lignina) se retira y por tanto se produce una concentración de los principios activos y la dosis de producto a consumir para alcanzar la dosis eficaz es bastante menor.
Además, hay que tener en cuenta que la asimilación a partir de un extracto siempre es mejor y más rápida que a partir de la ingestión de la planta. Este es el caso de las cápsulas, con las que hay que utilizar dosis más altas de principios activos debido a que se ha observado que su absorción no es tan completa como en los productos en los que previamente se ha obtenido el extracto. Esto se debe a que ciertos principios están tan integrados en la compleja red celular de la planta que los jugos digestivos no son capaces de absorberlos totalmente y no son utilizados al 100%. Por ello, en ocasiones puede parecer sorprendente que el ADE (este concepto se explica más adelante) de una planta en cápsula o en extracto difieran, sien- do siempre mayor el ADE en las cápsulas que en los extractos líquidos, y por esta razón con las cápsulas se debe emplear más producto para obtener el mismo efecto.
¿Por qué se analizan los principios activos?
Porque es la mejor manera de controlar la calidad del producto. Hay que tener en cuenta que el contenido de principios activos en las plantas puede variar de un año a otro en función de diferentes aspectos como son una zona de recolección u otra, el sistema de secado, la climatología, etc. Por tanto, si la planta es de buena calidad y ha sido correctamente manipulada la dosis indicada puede ser suficiente, pero si la planta tiene unos contenidos bajos en principios activos la dosis será claramente insuficiente y el efecto terapéutico buscado no se producirá. Pero si se cuantifican los principios activos y siempre se administra la misma cantidad de ellos por toma, el producto tendrá siempre el mismo efecto terapéutico, ya que a la hora de su fabricación se tiene en cuenta la cantidad de principio activo que debe contener y no la cantidad de planta que puede ser de mejor o peor calidad. De esta manera se consigue que el efecto terapéutico sea el mismo en todos los lotes fabricados de este producto.
¿Cómo se cuantifican los principios activos?
En primer lugar, hay que disponer de un laboratorio dotado con una serie de técnicas analíticas muy com- plejas y de un equipo humano competente, químicos, biólogos, farmacéuticos, etc.
Para el análisis de los principios activos se requiere hacer una extracción previa de estas sustancias de la planta o del extracto seco, para ello se utilizan una se- rie de disolventes, alcohol, cloroformo, éter, agua, etc. con los que se obtiene una especie de “tintura” en la que se encuentran disueltos los principios activos. Seguidamente se aplican diferentes técnicas analíti- cas, tales como cromatografía en capa fina (HPTLC), cromatografía de gases (CG), cromatografía de líqui- dos (HPLC), que son técnicas capaces de separar los diferentes componentes de la “tintura” y cuantificarlos por comparación con cantidades conocidas de prin-
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INTRODUCCIÓN