Page 102 - Libro El Perú en la Antártida
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 EL PERÚ EN LA ANTÁRTIDA
 LAS NAVEGACIONES DEL PERÚ ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XIX
Como se señala en el segundo capítulo del libro, entre los siglos XV y XIX se realizaron los grandes descubrimientos; uno de los más importantes ocurrió el 12 de octubre de 1492 cuando el genovés Cristóbal Colón descubrió Amé- rica; En 1517 Vasco Nuñez de Balboa descubrió el Mar del Sur (Océano Pací- fico), dándose así el inicio de la marcha hacia el Perú.
Recién en 1524 Francisco Pizarro y sus socios iniciaron sus viajes hacia el imperio del Tahuantinsuyo. Una vez establecido el gobierno colonial liderado por los españoles, el Perú pasó a ser centro de exploraciones por la ruta del Estrecho de Magallanes. Estas exploraciones pueden ser agrupadas en dos etapas: Los viajes de los siglos XVI y principios del XVII, dirigidos hacia Oceanía y al extremo sur del continente; y una segunda etapa correspondiente al último tercio del siglo XVIII y principios del XIX, orientados hacia los dos ámbitos antes mencionados y la costa oeste norteamericana. La mayoría de estos viajes par-
tieron del puerto del Callao, el cual se constituyó el principal centro marítimo realista a comienzos del siglo XIX.
En la primera etapa debemos mencionar los viajes del español Álvaro de Men- daña, quien partiendo del puerto del Callao descubre las Islas Salomón en 1567. En 1595 junto a su esposa, Isabel Barreto, emprendió nuevas explo- raciones en el Pacífico occidental, llegando a descubrir las Islas Marquesas; lamentablemente luego de ello fallece. Su esposa decide continuar la expedi- ción, para lo cual contrata al navegante portugués Pedro Fernández de Quiroz, quien llega hasta las Islas Filipinas. A finales de 1605, con la cooperación del Papa Clemente VIII, el navegante zarpa del Callao con misiones a bordo para la evangelización de infieles y con dirección a tierras desconocidas al sur del Cabo de Hornos. Es así como llega a descubrir dos docenas de islas, entre ellas, las “Nuevas Hébridas” el 14 de mayo de 1606 y las Gilbert; a las prime- ras las bautizó con el nombre de “Australia del Espíritu Santo”. En este viaje llevaba como Almirante al piloto Luis Váez de Torres, quien se separó en la travesía dirigiéndose al sur, pasando por el estrecho que separa Australia de
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Expediciónes de Alvaro de Mendaña y Neyra.



























































































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