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La perseguimos en la camioneta a 30 kiló-
              metros por hora, entre arbustos con aspecto de
              rayas de tigre. Al fin logramos rebasarla para
              cortarle el paso. Nos detenemos en seco y las
              llantas rechinan. Cuatro hombres descienden
              de un salto y preparan una cuerda para detener
              al animal. La jirafa corre hacia la cuerda. El in-
              vestigador en jefe, Abdoul Razack Moussa Zabe-
              riou, sale volando al tiempo que la jirafa se
              desploma en el piso, entre una nube de polvo.
                 Con rapidez, Morkel se deja caer sobre el cuello
              de la jirafa y le inyecta el antídoto en la yugular,
              mientras que dos guardabosques sostienen la
              parte inferior del cuello para inmovilizarla. El
              equipo tiene unos dos minutos en lo que despier-
              ta el animal, así que se apresuran para meterle un
              paño en las orejas y cubrirle los ojos.
                 Morkel grita una serie de groserías y el equipo
              de veterinarios y guardabosques toma muestras de

              sangre y le inyecta vitamina E, antibióticos y un
              medicamento antiinflamatorio. Registran su tem-
              peratura y medidas, y le cortan la punta de la
              oreja para hacerle pruebas de ADN más adelante.
                 Apenas le envuelven el torso con una cuerda,
              el animal despierta y patea como loco, lanzando
              arena color durazno al aire. Morkel le da una
              palmada en el trasero y la jirafa se levanta, ciega
              y sorda; la guían con una cuerda hacia la cajue-
              la de un tráiler para llevarla a un cercado exten-
              so lleno de eucaliptos y paja.

              LUEGO DE TRES semanas para habituarse a la vida
              en una reserva, las jirafas que repoblarán Ga-
              dabedji están listas para ser transportadas. Cerca
              de las 11 a.m. de un domingo, guían a las prime-
                                                                                   Un estudiante keniano
              ras cuatro jirafas hacia un contenedor de seis
                                                                                   modela una máscara
              metros de largo pintado de blanco y sin techo.                       durante una visita de
              El piso tiene arena húmeda y postes sujetos en                       los Twiga Walinzi (los
                                                                                   guardianes de las jira-
              las orillas de donde cuelgan hojas para un re-
                                                                                   fas) a su escuela. Se tra-
              frigerio durante el viaje. Es indispensable man-                     ta de un equipo de
              tenerlas tranquilas durante el traslado. Hace                        conservación cuya la-
                                                                                   bor incluye educar a los
              algunas semanas, el equipo perdió a un animal
                                                                                   alumnos sobre las jira-
              sobreestimulado que se resbaló, se golpeó la ca-                     fas, con la esperanza
              beza en el tráiler y murió después. Van detrás de                    de que los niños ayuden
                                                                                   aprotegerlaespecie.
              un vehículo de reconocimiento que busca cables
              eléctricos que pueden decapitar el valioso car-
              gamento. El camión se dirige a Gadabedji, a unos                     YA SEDADA, EL EQUIPO
                                                                                   LE ADMINISTRÓ UN
              800 kilómetros, a 15 kilómetros por hora.
                 Las cabezas de cuatro jirafas se asoman por el
                                                                                   ANTÍDOTO A LA JIRAFA.
              tráiler para ver atracciones que nunca han visto                     SOLO HABRÍA DOS
              antes: hombres cortándose el pelo a la orilla de la                  MINUTOS PARA SUJETARLA
              carretera, cabras muertas colgadas de postes y
              mezquitas blancas atiborradas.                                       Y TOMARLE MUESTRAS.



              96  NATIONAL GE OGR APHIC
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