Page 17 - III Concurso Literario
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CATEGORÍA: 3
DISTINCIÓN: Mención Compartida
CUENTO: La extraña aventura del artista Homero
SEUDÓNIMO: Alberto Graham
AUTOR: Salvador Ghenadenik
GRADO: 3º A
La extraña aventura del artista Homero
Había una vez un artista llamado Homero que pintaba cuadros. Era muy famoso, y por
eso tenía muchos clientes en su galería de arte. Un día, cuando estaba en su atelier
pintando el mar, tocó la puerta una viejita. Homero abrió la puerta y vio que la viejita tenía
una cartera de piel de pulpo. La viejita se llamaba Matilde y había ido a pedirle a Homero
que le pintara un cuadro con una puerta de un mundo de pulpos. Ella le contó que cuando
era joven le encantaba cazar pulpos en la playa y comerlos crudos. Le encantaban los
pulpos y por eso su cartera y su extraño pedido.
Homero, que no se sorprendía con las pedidos raros de la gente, esa tarde fue y pintó el
cuadro. Cuando terminó miró su obra y, como por arte de magia, se encontró dentro del
cuadro, atravesando la puerta. Una vez adentro, cruzó un puente que lo llevó a un mundo
de pulpos que controlaban a la gente telepáticamente.
El artista se asustó porque los pulpos daban miedo. Pero a la vez quería conocer ese
mundo., así que siguió adelante. Lo que se dio cuenta es que los pulpos controlaban a la
gente para que las personas felices se pongan tristes. Y como él estaba tan ocupado en
sus pinturas y su galería, no podían controlarlo.
Homero siguió caminando por ese mundo extraño y se encontró con una banda de pulpos
que eran buenos. Los pulpos buenos lo saludaron con una sonrisa y le ofrecieron un tour
por el mundo de los pulpos.
Terminado el paseo por el mundo de los pulpos, que no era muy grande, Homero les dijo
que quería volver a su galería. Pero los pulpos buenos le explicaron que la única salida de
ese mundo era pasando por el castillo del Rey Pulpo. Ya no podía salir por la puerta del
cuadro porque la viejita, que era bastante tramposa, había cerrado la salida.
La viejita Matilda lo había engañado. Ella tenía un plan: poblar el mundo de los pulpos de
artistas para que se queden ahí para siempre. Cualquiera que se quedara allí una
semana, se convertiría en pulpo.
Entendiendo que había sido engañado y no tenía otra alternativa, Homero se dirigió al
castillo del Rey Pulpo. Tuvo que pasar un río con mucha corriente y después cruzar un
mar sin olas, hasta que finalmente llegó al castillo, ya muy cansado. Cuando vio al Rey
Pulpo vio que era distinto a todos los pulpos que conocía: tenía dieciséis tentáculos, era
multicolor, muy gordo y con un sombrero verde.