Page 18 - III Concurso Literario
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Homero se acercó con respeto y le pidió por favor que lo dejara salir del mundo de los
pulpos para volver a su galería y poder seguir pintando sus cuadros. El Rey Pulpo lo miró
y con una sonrisa pícara le dijo:
—Para dejarte salir, debes responder un acertijo: soy de piel, guardo cosas y me
cargan en el hombro.
—¡Una bolsa de compras!—se apuró Homero a responder.
—¡Incorrecto!—dijo riendo el Rey Pulpo— La respuesta es una cartera de pulpo. ¡Te
irás a la calabaza! digo, ¡al calabozo! ¡Guardias, llévenselo!
Y los guardias lo arrastraron hasta el calabozo. Aunque forcejeó y luego quiso
escapar, no lo logró. Los guardias pulpo se turnaban para vigilarlo día y noche para que
no pudiera escapar. Pero, pasadas unos días, les tocó hacer guardia a los pulpos buenos,
que charlaron un rato con el artista Homero y decidieron que debían liberarlo.
Entonces se les ocurrió que podían pintar un cuadro con una puerta para que
pudiera salir. Entonces Homero les enseñó cómo hacerlo, y los pulpos se pusieron manos
a la obra. Después de un rato de intentarlo sin éxito, lograron pintarlo, justo un minuto
antes de que se cumpliera el tiempo para que Homero se transformase en pulpo.
Entonces, Homero y los pulpos buenos, todos salieron por el cuadro, volviendo al mundo
real. Los pulpos buenos se transformaron en humanos y resultó ser que eran artistas que
como Homero, habían sido engañados por la viejita Matilde.
Una vez en la galería de Homero hicieron una fiesta para celebrar que habían salido y se
habían hecho amigos e invitaron a todos los artistas del mundo para que ninguno pudiera
ser engañado otra vez por la viejita de los pulpos.