Page 34 - tan bueno como el pan
P. 34

VII



                     Un soñador como director en



                     Breña













                           os primeros años en el Rímac fueron de mucha preocupación para los Salesianos y
                           las Hijas de María Auxiliadora. El Instituto Sevilla y el local de la Huerta de Miota
                    Lno eran de su propiedad, sino que pertenecían a la Beneficencia Pública de Lima, y
                     las relaciones con esa institución eran cada vez más complicadas. Los supervisores de la
                     Beneficencia discutían con los superiores salesianos, de modo que se producía un ambiente
                     de tensión, hostilidad y mutua desconfianza.

                        Todo hacía prever que el contrato entre la Congregación Salesiana y la Beneficencia
                     Pública de Lima se rompería pronto. En ese caso, ¿a dónde irían? Una de las opciones era
                     regresar a Italia y poner fin a la experiencia en el Perú.
                        Las Hijas de María Auxiliadora deseaban quedarse en esta tierra. Así que decidieron
                     alquilar una casa en el centro de Lima y comprar otra en el Callao. Hacia allá se mudaron,
                     de modo que entregaron el Instituto Sevilla a las religiosas de otra congregación.

                        Los Salesianos también querían quedarse. Al igual que las Salesianas, deseaban comprar
                     un inmueble y tener una obra propia sin depender de la Beneficencia u otra institución.

                        Afortunadamente, un obispo peruano, monseñor Teodoro del Valle, había dejado en su
                     testamento una importante cantidad de dinero a los Salesianos. Pero no fue fácil recibir
                     la herencia. Algunos parientes del fallecido obispo se negaron a entregar el dinero a los
                     Salesianos, y el padre Riccardi tuvo que trabajar muy duro para que se reconozcan sus
                     derechos.

                        Finalmente, en 1897, las autoridades decidieron que se entregue la herencia a los
                     Salesianos. Con ello, el padre Riccardi tomó la decisión de comprar un terreno en donde
                     instalar su anhelada obra propia.





                                                                 33
   29   30   31   32   33   34   35   36   37   38   39