Page 35 - tan bueno como el pan
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David Franco




                        Por entonces Lima llegaba, por el sur, solo hasta el Parque de la Exposición, en las
                     inmediaciones del actual Centro Cívico, donde entonces quedaba la cárcel de Lima. No
                     existía el Paseo Colón ni la Plaza Bolognesi. Toda esa zona aún eran huertas ubicadas en
                     las afueras de la capital.
                        Cerca de allí se ubicaba la Hacienda Breña. El padre Riccardi pensó que sería una buena
                     inversión comprar una parte de ella. Muchos le aconsejaron que no lo hiciera, pues estaba
                     “muy lejos” y en una zona sin urbanizar. Pero Riccardi, con gran inteligencia, intuyó que
                     valdría la pena. Así, el 9 de marzo de 1897 adquirió la primera propiedad de los Salesianos
                     en el Perú.

                        Los Salesianos mudaron su Oratorio y su Escuela de Artes y Oficios desde el Rímac
                     hasta la Hacienda Breña en marzo de 1897. Inmediatamente, iniciaron la construcción de
                     un local.
                        La propiedad se ubicaba en el antiguo camino que conectaba Lima con el pueblo de la
                     Magdalena, nombre original del actual distrito de Pueblo Libre. El trazo de ese camino
                     iba por el actual jirón Breña (en el distrito de Breña) y continuaba por lo que hoy son las
                     calles Coronel Tafur (en el Cercado de Lima) y la avenida Arnaldo Márquez (en el distrito
                     de Jesús María). En aquel tiempo, este camino era una vía de tierra cruzada por arrieros,
                     que atravesaba granjas, potreros y huertas. Desde allí, Pane fue testigo y protagonista del
                     crecimiento de la obra salesiana en el Perú, aún bajo la dirección del siempre severo padre
                     Antonio Riccardi.

                        En abril de 1898, el padre Riccardi viajó a Italia, llamado por el Rector Mayor. Todo
                     hacía suponer que sería ascendido de director al puesto de inspector. Pane temía que, con
                     más poder, Riccardi tomaría la decisión de alejarlo del Perú. En mayo de ese año escribió
                     en una carta: “Si los superiores hacen Inspector del Perú a Don Riccardi, cambiaría mi
                     situación. Mas, yo, nada pido ni rehúso”.

                        Efectivamente, el padre Riccardi fue promovido al muy importante cargo de inspector
                     por el Rector Mayor Don Miguel Rúa. Pero no inspector del Perú, sino de los Salesianos
                     de México.

                        Riccardi ya no pudo volver nunca más a nuestro país: gobernó con mucho talento a los
                     hijos de Don Bosco en tierras mexicanas por algunos años. Posteriormente, los superiores
                     lo enviaron como director espiritual a varias casas de Italia, donde falleció decadas después,
                     en 1924, a los 71 años.










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