Page 10 - Revista Nuevos Aires de Bolívar (Nº 18)
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Nuevos Aires
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                      Andando, por Gastón Peret

          Por supuesto que las dificultades, los problemas de cada uno pueden
      aparecer cuando menos los esperamos (aunque en realidad no debería-
      mos estar esperándolos) y ahogarnos, paralizarnos, dejarnos casi sin fuer-
      zas para continuar nuestro camino.
          La pregunta que deberíamos hacernos al respecto es: ¿Cuál es la moti-
      vación que tenemos que nos obliga a solucionar las cosas o por lo menos
      a seguir adelante pese a todo?

          Hijos, sueños, proyectos, ambiciones, amor, deseos, esperanza…
          Un cóctel energético para salir de cualquier dificultad o, por lo menos,
      atravesarlas de la mejor manera.
          Porque  ya  se  sabe  que  quedarse  inmóvil,  o  simplemente  llorar  hasta
      ahogarse en el propio mar de lágrimas de sal, no nos conducirá a ningún
      lugar soñado.
          Nuestra  fuerza  es  la  motivación.  Nuestra  motivación  es  siempre  esa
      estrella brillante o ese horizonte hacia el cual nos encaminamos sin prisa,
      pero sin pausa.

          La mayor causa de arrepentimiento a medida que el tiempo nos pasa es
      el de no haberlo intentado. ¿Intentado qué? Lo que nos mantiene vivos, lo
      que es motivo de una sonrisa irrefrenable, lo que nos hace palpitar el al-
      ma, lo que nos eleva los pies, lo que, simplemente, nos hace felices.
          Ese  es  nuestro  motor principal  por el  que  podemos  recorrer  todo  un
      Universo para alcanzarlo, atraparlo y disfrutarlo.

          Las dificultades siempre harán de una u otra manera su presentación, y
      nosotros antes su presencia no debemos perder nuestro objetivo de vida.
          De  esta  manera  los  problemas  perderán  su  interés  y  así  también  su
      fuerza y, con ella, su supuesta importancia.

          Debemos poner nuestra mirada y nuestro corazón en la dirección preci-
      sa. Porque así como la brújula señala el Norte, nuestra sonrisa nos indica-
      rá el  lugar exacto hacia donde debemos apuntar… y entonces sí, conti-
      nuar avanzando.
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