Page 18 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
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XVIII ANA MARTINEZ ARANCON
mire pensar que es posible que Italia reviva sus antiguas glo-
rias, que vuelva a ser tan grande y firme como en el esplen-
dor de Roma. Y así lo advierte a sus contemporáneos, que-
riendo despertarlos, incitándolos a la tarea: «Que nadie de-
sespere de conseguir lo que otros han logrado, porque los
hombres nacen, viven y mueren siempre del mismo modo» 8.
Amparado en esta creencia, Maquiavelo, con los ojos siem-
pre puestos en el presente y, sobre todo, en el mañana, se
inclina sobre los clásicos con mirada ávida, para escudriñar
los secretos de su grandeza y proponer una línea de actua-
ción política capaz de emular los éxitos de los antiguos, pe-
ro, eso sí, evitando sus fracasos.
Leyendo la Historia se observa que, por lo general, los Es-
tados se organizan primero bajo la forma de una monarquía.
Es una única persona, un legislador sabio, quien funda las
naciones y les da leyes. Pero, como la monarquía es heredi-
taria, los sucesores suelen desmerecer del fundador, y los gran-
des se ponen de acuerdo para alzarse y destituirlo, instau-
rando una forma de gobierno oligárquica o aristocrática. Los
nobles, de por sí orgullosos, hacen que su arrogancia resulte
insoportable cuando son dueños del poder. Sus abusos inci-
tan a los pueblos a tomar las armas, derrocar a los tiranos
y dar paso a una etapa democrática. En la democracia suelen
ser frecuentes las alteraciones, falta un ejercicio enérgico de
la autoridad, y la libertad degenera así en desenfreno, lo que
es aprovechado por alguien, más audaz y ambicioso o más
amante de su patria que los demás, para tomar la dirección
del Estado y fundar una nueva dinastía monárquica. Un pue-
blo podría estar así, dando vueltas y vueltas a esta rueda de
las formas de gobierno, hasta la consumación de los siglos,
si no fuera porque las naciones vecinas suelen aprovechar al-
guna de sus épocas de crisis para conquistarlo.
La causa de la inestabilidad de estas formas de gobierno
no está sólo en la imperfección de la naturaleza humana, si-
no también en que esos esquemas puros son arquetipos que
a N. Maquiavdo, Discursos sobre la primer11 DéclUÍII de Tito Livio, li-
bro I, cap. 11.