Page 46 - Revixta CAldero Parlante Junio

lanzar sus redes al Egeo. Fascinado Empezó a viajar con mucho sigilo sin
por su belleza y sorprendido por la
naturaleza de su carga no quiso
dejarla partir. Los dioses aparecieron
ante el pescador y le preguntaron
qué quería a cambio de dejarla
marchar. El hombre temblando
preguntó:
– ¿Puedo pedir lo que quiera?
– _Lo que quieras. – Dijeron los
dioses. – se te concederá. Y luego la
dejarás en libertad.
El pescador pidió. Y todo lo solicitado
se le concedió. Tras lo cual, según lo
prometido, Fortuna fue liberada.
Los dioses volvieron al Olimpo, su
provisión de alimento estaba otra vez
a salvo y en buenas manos. Entre los
humanos la voz empezó a correr, el
que atrapara a Fortuna podría pedir
a los dioses lo que quisieran porque
ellos lo concederían todo a cambio de
su libertad. Enterada del peligro
Fortuna tomó más y más
precauciones, no quería volver a ser
prisionera.
Pidió al resto de los dioses que le
enseñaran algunas cosas más, en
beneficio mutuo. De Diana aprendió a
escabullirse para que nadie la viera.
dejar que se notara su presencia. De
Afrodita aprendió a peinar su
hermoso y largo cabello rematado en
una maravillosa trenza que en lugar
de peinar hacia la espalda como lo
había hecho hasta entonces empezó
a dejar caer hacia delante, saliendo de
su frente y descendiendo por su
pecho. De Urano, aprendió a no
dejarse a atrapar por nadie, de Ades
la estrategia de la guerra.
Posiblemente como producto de todo
este aprendizaje y por temor a que la
emboscaran al hacer su camino
habitual, Fortuna decidió que su andar
no debía ser previsible. Para evitarlo
tomó una caprichosa decisión, su pié
jamás pisaría su propia huella. Un
poco por habito y mucho por su
excentricidad, esta decisión se volvió
obsesión. Y la diosa Fortuna se cuido