Page 6 - 1er Boletín
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SEIS RASGOS TÍPICOS DE LA


                        ESPIRITUALIDADIGNACIANA



         Primer y fundamental rasgo:
                SER COMPAÑERO DE JESÚS

         En la espiritualidad ignaciana es básico el          al  saberme llamado  y perdonado me da
         hecho del compañerismo. Jesús y su Misión            alegría.
         es el centro  tanto  para los jesuitas como
         para los laicos ignacianos. El primer  paso          El ser amigo de los pobres y marginados nos
         —necesario e indispensable—  es ena                  hace amigos con el Rey Eternal. Los com-
         morarse de Jesús y del Reino de Dios en el           pañeros de Jesús buscan la amistad con los
         que  Él ponía  todos  sus afanes.  Por  eso  la      pobres. San Ignacio lo hacía con los enfer-
         espiritualidad  ignaciana se centra  en              mos y las prostitutas de Roma donde él vivió
         Jesús.  La  contemplación,  como  método             sus últimos años, siendo Padre General de la
         de  oración    ignaciano  busca siempre              Compañía de Jesús.
         favorecer  el contacto  íntimo y personal
         con Jesús para conocerlo, amarlo y seguir-           Hoy en día ser compañero de Jesús significa
         lo. Ser compañero de Jesús es compartir,             buscar junto con otros,  alternativas  de
         es camaradería, es vida, es comunidad. A             fraternidad como Jesús lo hizo con sus
         Jesús lo vemos como compañero  de                    apóstoles. Es búsqueda de vida digna
         Emaús, donde se hace presente en el                  como lo hizo Jesús frente a quienes quita-
         caminar  como  peregrino  y comparte  el             ban dignidad a los más sencillos. Es construir
         pan.                                                 una relación con Dios desde la intimidad y
                                                              fraternidad y no desde la ley y el culto vacío
         Ser compañero de Jesús es tener la expe              como lo hacían los fariseos y sumos sacer-
         riencia de sentirnos  pecadores perdona-             dotes. Ser compañero de Jesús es, por lo
         dos, y pecadores llamados a ser colabora-            tanto, conocer a Jesús, dejarse seducir por
         dores en la Misión. El reconocerme peca-             Él, amarlo y tratar de vivir una nueva vida
         dor me da el privilegio de ser compañero;            con las actitudes que Él vivió.


                    SAN IGNACIO DE LOYOLA:


                          EL ESPEJO QUE ME AYUDA A MIRARME COMO DIOS ME VE...


         Al fin del milenio, el mundo al revés está a la vista:   cotidiana. En el caso de Ignacio ese punto
         es el mundo tal cual es,
         con la izquierda a la derecha,                       de ruptura fue una herida de guerra cau-
         el ombligo en la espalda
         y la cabeza en los pies.                             sada por una bala de cañón que lo dejó
         Galeano, E.                                          convaleciente por un buen tiempo. De ese
         El Cardoner  es un taller que nos ayuda al           punto de partida somos llevados a releer la
         auto-conocimiento  a través de la experi-            historia personal con una nueva mirada:
         encia y vida de San Ignacio de Loyola. Se            ¿Cómo soy? ¿Quién soy? ¿Qué hago? ¿Por
         impartió en la Parroquia los días 23 y 24 de         qué lo hago?, estas preguntas las respondo
         junio y asistimos 37 personas.                       desde los ojos de misericordia, de Dios;
                                                              tomados de su mano y con el ejemplo de
         A través de esta experiencia estamos                 Ignacio miramos cuanto somos y tenemos
         llamados  a la conversión personal. Esto             para sentirnos  acogidos (tal cual soy) por
         quiere decir que, acompañados por Igna-              Dios e iluminados por su Espíritu para andar
         cio, andaremos en camino que nos lleve al            el camino —sin prisas pero sin pausas— de
         encuentro  con  Dios desde las vivencias             la conversión.  Somos llamados a transfor-
         propias; será Iñigo de Loyola un espejo que          mar nuestra vida a través de la Espirituali-
         me permite mirar con nuevos ojos MI vida             dad Ignaciana.
         en su desarrollo cotidiano y en todo  esto
         descubrir la presencia y paso de Dios por            El Taller, ofrecido en la Capilla de San Judas
         ella.                                                Palmeras, es al igual que para Ignacio
                                                              nuestro momento de lucidez regalado por
         El inicio de este camino está marcado por            Dios, que tiene como objetivo ordenar
         un  punto  de  quiebre  —situación  de  gran         nuestra vida para el fin para el que fuimos
         alegría, profundo  dolor  o que me marca             creados: alabar y dar reverencia a vuestra
         de manera muy significativa— en mi vida              divina Majestad.


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