Page 83 - mago de oz
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Estamos  perdidos  —dijo  el  León  a  Dorothy—.
            Seguro  que  nos  harán  pedazos  con  esas  garras

            que  tienen.  Pero  quédate  detrás  de  mí  y  te
            defenderé de ellas mientras me dure la vida.


            —¡Espera        un      momento!         —intervino         el

            Espantapájaros.


            El  hombre  de  paja  había  estado  pensando  qué
            convendría hacer, y ahora pidió al Leñador  que

            cortara  la  parte  del  árbol  que  reposaba sobre
            ese  lado  del  barranco.    El  Leñador  empezó  a

            usar  su  hacha  sin  demora  y,  cuando  los  dos
            Kalidahs  estaban  a  punto  de  llegar  a ellos,  el

            árbol cayó estrepitosamente al fondo, llevándose
            consigo  a  las  dos  rugientes  fieras,  las  que  se

            hicieron pedazos al dar contra las filosas rocas de
            abajo.


            —Bueno  —suspiró  aliviado  el  León cobarde—.

            Veo  que  vamos  a  vivir  un  poco  más,  y  me
            alegro  de  ello,  porque  debe  ser  muy  incómodo

            eso de no estar vivo. Esos animales me asustaron





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