Page 64 - El niño con el pijama de rayas
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—… No tenemos alternativa, al menos si queremos seguir… —dijo Padre.
—… Como si fuera lo más normal del mundo, pero no lo es, no lo es… —dijo
Madre.
—… Lo que pasaría sería que me enviarían a algún sitio y me tratarían
como… —dijo Padre.
—… Esperarás que crezcan en un sitio como… —dijo Madre.
—… Y punto. No quiero oír ni una palabra más sobre este asunto —dijo
Padre.
Aquello debió de poner fin a la conversación, porque entonces Madre salió
del despacho de Padre y el niño se quedó dormido.
Un par de días más tarde, Bruno llegó de la escuela a casa y encontró a
María en su habitación, sacando todas sus cosas del armario y metiéndolas en
cuatro grandes cajas de madera, incluso las pertenencias que él había escondido
en el fondo del mueble, que eran suyas y de nadie más, y allí es donde empezó
esta historia.