Page 14 - Huasipungo - Jorge Icaza
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el  cual,  perdiendo  e 1  equilibrio,  se  hun-  15
                 dió  con  pies  y  manos  en  el  barro.
                   -¡Cara jo.  Indio. pendejo!- grita  desespe-
                 rado  el  amo,  ajustando  las  rodillas  y  cogién-
                 dose  de  la  cabellera  cerdosa  con  habilidad  de  ji-
                 nete  que  se  aferra  al  potro.
                   Se  enderez.a  el  Andrés  chorreando  lodo,  el  frio
                 no  le  deja  sentir  el  daño  que  le  han  hecho  las  es-
                 puelas  en  las  costillas.
                   El  páramo  y  el  cieno  tienen  hambre  de  carne
                 india,  la  otra· va  bien  abrigada  y  es  difícil  meter-
                 le  diente.
                   ~No puedo  más,  estoy  helada- balbucea  la
                 jamona  agarrándose  a  los  hombros  del  José.
                   Ña  Blanquita  también  piensa,  piensa  en  la  Vir-
                 gen  de  Pompey,a,  la  cual  debe  ayudarle  en  este .
                 trance.  Si  no  fue1·a  por  ella,  ¿cómo  viajarían  so-
                 bre  este  océano  de  lodo?  Es  un  milagro  palpable.
                 El  mes  que  viene,  todas  sus  amigas,  le  harán  la
                 fiesta  en  Quito.  Sin  embargo,  ella,  Blanca  Chani-
                 c¡ue  de  Pereira, no podrá  estar,  no  podrá  lucir  sus
                 anillos  de  brillantes,  no  podrá  esperarle  en  el  um-
                 bral  de  la  sacristía,  bajo  una  paz  conventual,  al
                 reverendo  padre  Uzcátegui .su  s.anto  confesor.
                   -¿Vas bien,  hijita?
                   -Sí,  mamá  -responde  la  muchacha  que,  sobre
                 las  espaldas  del  Juan,  urde  venganzas  contra  el
                 H    u   A   S   r    p   u   N   G    o








                     Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
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