Page 140 - Huasipungo - Jorge Icaza
P. 140
Iba invadiendo el corredor un ruido que JtJJ
·desesperaba a don Alfonso. Era el mordis-
co de la multitu'd que se le clavaba en la
garganta, y que haciéndole sacudir la c.abe-
za le obligó a grital·:
-¡Cara jo ! Y a be dicho una y mil veces que
no les he de dar. Es una costumbre salvaje.
Para eso les pago diez centavos diarios. ¿Qué
más quieren? ¡ Fnera de aquí!
Las únicas que huyeron fueron las. quejas, pe- Y
ro la mnhitud como sentía languidez de estóma-
go y no se daba cuerlta de aquello de "costum-
bres salvajes", se quedó inm-óvil en muda insisten-
cia. Al mismo tiempo, por la mente del amo pa-
·sahan en tropel ideas económicas. "Treinta quinta-
les por lo menos para regalar a estos roscas. Tréin-
ta quintales que se pueden vender a buen precio
en Quito. Que pueden servir para pagar al cur.a
por los camiones. Si no me porto fuerte no partí- ·
ciparé efectivamente en el negocio de los gringos.
Estos indios ladrones quieren llevarse el porvenir
mío y de mis hijos. ¡Ah! Pero se han topado con-
·migo. Con un hombre". Entonces fue cuando ase~
gurando el fuete con las dos manos y torciéndolo
.como arco de flecha para que la resolución que
.iba a. lanzar dé en el blanco, exclamó :
-¿Qué esperan? 1 No han oído, cara jo!
Jl u A p u N G o
Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"