Page 179 - Huasipungo - Jorge Icaza
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                  Cuando  el  Andrés  estuvo  de  vuelta  en  la  choza
                los  deudos  roncaban  amontonadps  en  una esquina;
                la  muerta  pedía  sepultura  a  grito  fétido,  a  grito
                nauseabundp que le dió un  empellón haciéndole  va-
                gar. por los  caminos sin rumbo.  Desorientado,  aba-
                tid~ l¡¡  cabeza  sobre  el  pecho,  haciendo  de  su  cuer'
                .po una irterrogación, avanza borrttcho de preguntas
                qLte  le  cosquillean. en  el  cucrp~ con  fiereza  ladina
                de  renacuajo  de  páramo.  Cinco  sucres ·el  Infierno,
                o  sea  medio  barril  de  guarapo.  Veinticinco  sucr:es
                el  cielo.  Es  tanta  plata  que  no  se  le  puede  oc1,1rrir
                el· equivalente.  ¡Veinticinco  sucres!
                 -¡Veinticinco  sncres!
                  Iba  repitiendo,  como  si  tocara  llamada  a  los
                billetes  dispersos  por  la  montaña.
                      -¡Veinticinco  sucres!
                      A;;í  llamaba  la  Cunshi  a  los  pollos;  a  las
                      gallinas,  al  gallo  colorado.
                JSO  -Tuc ...  tuc ...  tuc.,.  tuc.









                      Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"
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