Page 174 - Huasipungo - Jorge Icaza
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pespués  de.  este  sermón  dió  algünos  pa- 17 5
             !l;os  y  empez.ó .de  nuevo  la  charla,  ante  las
              cruces  que  se  levantaban  en  mitad  del
              cementerio.
               -Estas cruces  de  palo  sin  pintar, ·soü  todas  de
             'indios  pobres.  Como  tú  puedes perfectamente  com-
             prender  están  un  poco· más alejadas  del  santuario,
              los  rezos  llegan  a  veces,  a  veces  no.  La  miseri-
             .cordia  de  Dios  que  ~s infinita  -otra reverencia  y
             ·otro  saludo  con  el  bonete_::_  les  tiene  -a  estos  infe-
              lices  en  el  Purgatorio.  Tú  ya  sabes  lo  que  son  las
              torturas  del  Purgatorio, son  peor~s que  las  del  Iü-
             fierno.
               Viendo  que  el  indio  bajaba  los  ojos  como  si
             tuviera  vergüenza  de  que  a  la  mercadería  que  él
             pensaba  comprar  se  le  trate  tan  mal,  e1  buen  mi-
             :nistro  de  Dios  se  apresuró  en ·consolar:
               -Pero no  por  eso  dejan  de  salvarse.  Algún  dia
             .será.  Es  como  los  rosales  que  ves  aquí:  un  poco
             descuidados,  envueltos  en  malez.a,  les  ha· costq.do
             mucho  para  llegar  a  librarse  de  las  zarzas  y  los
              espinos,  pero  al  fin  y  al  cabo,  algún  día  dieron
             flores,  dieron  perfume.
               Así  diciendo  avanzó  unos- pasos  más  y  afirmó
              poniéndose  serio  y  agarrándose  de  voz  y  gesto  a-
              pocalípticos.
               ·-Y  por  último ... ! ·  No  camines  más- grita

              H   l!   A   S       l'   u   N·.  -G   o
                                               -:






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