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El Sol -pensaba probablemente Kepler- gira, y esa capaci-
        dad de giro se transmite por el espacio, debilitándose según el
        inverso del cuadrado de la distancia. De ahí a la gravitación de
        Newton había un gran paso, tan grande que solo la gran zancada
        del genio inglés podía superar, pero, aun así, algo debieron de
        inspirarle las osadas elucubraciones de  Kepler,  si es que aquel
        pudo encontrarlas en el montón de papeles escritos por este. La
        gravedad seguiría entonces un largo camino, pasando por New-
        ton y Einstein, camino que está aún lejos de haber llegado a su
        destino final.

               «Afortunado de rrú, porque he sido el primero de este siglo
                                               en contemplar las manchas.»

                                           -  KEPLER,  TRAS  DESCUBRIR  LAS  MANCHAS  SOLARES.

            Según la física actual ¿es desatinado pensar que el giro pro-
        duce gravedad? No  lo  es,  puesto que  la curvatura del espacio-
        tiempo está creada no solo por la masa, sino por el momento y la
        energía que entran en un tensor, llamado tensor impulso-energía,
        responsable de la curvatura y en definitiva de la gravitación. El
        giro supone un momento y, por tanto, crea curvatura, crea grave-
        dad. Claro que es difícil buscar una conexión entre las ideas de
        Kepler y estas ideas de Einstein, aunque admiramos su intuición
        previsora de ideas futuras.
            En 1607,  un hombre observaba la trayectoria de  Mercurio
        próximo a la conjunción con el Sol. Tras una oscura tormenta, el
        Sol reapareció de pronto y pudo observar sus rayos por unas ren-
        dijas de la casa. Este hombre colocó un papel blanco tras una de
        tales rendijas, y en el papel se dibaj'ó la imagen invertida del Sol.
        En esta imagen se apreciaba «un pequeño puntito casi negro,
        semejante a una pulga enjuta». Estaba con un amigo y ambos que-
        daron impresionados por la diminuta mancha.  No  era una im-
        perfección del papel, como comprobaron moviéndolo. Tenía que
        ser ¡el tránsito de Mercurio!, fenómeno difícil de observar, por su
        rareza y por el pequeño diámetro de dicho planeta. Mercurio es-
        taba atravesando el disco solar. La noticia fue llevada al empera-





                                           REPERCUSIÓN EN  LA CIENCIA ACTUAL   135
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