Page 16 - 12 Kepler
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Esta forma de abordar la ciencia no es hoy ni usual ni admisi-
ble, ni siquiera para los científicos creyentes. Ya en su tiempo tanto
a Tycho como a Galileo les pareció imprudente. Puede llevar a con-
clusiones absurdas y, de hecho, a ellas le llevaron en numerosas
ocasiones. Pero si se quiere conocer la obra, hay que conocer al
hombre, y este era así. Cualquier biografía suya que se precie tiene
que destacar esa credulidad como su diaria herramienta de trabajo,
por poco aleccionador que esto pueda parecer en nuestros días.
El trabajo de Kepler se contempla hoy como una página más .
de la historia de la ciencia. Una hermosa página de bellos colores
que destacan sobre un fondo de disculpables borrones.
Estos tres aspectos pueden distinguirse en su obra: el astro-
lógico, el astronómico y el astrofísico. En efecto, de la astrología
salió la astronomía, aunque la primera no sea una ciencia, y de la
astronomía salió la astrofísica gracias a los planteamientos de
Kepler, honor que comparte con Galileo.
W eil der Stadt, Tubinga, Graz, Praga, Linz, Zagan, Ratisbona.
Estos son a grandes rasgos los lugares en los que transcurrió su
vida. Hablar de su infancia, su juventud, sus estudios, su creencia
en la astrología, su misticismo geométrico al combinar órbitas pla-
netarias y sólidos perfectos, entre otros aspectos, es esencial para
comprender a Kepler. Sin conocer sus comienzos pseudocientífi-
cos no se pueden entender sus admirables obras posteriores.
Kepler es además el primer autor de una novela de ciencia
ficción. En ella tuvo un propósito didáctico, por lo que constituye
una contribución destacable a su obra científica. De hecho, po-
dríamos decir que con ella convenció al mundo de la verdad del
heliocentrismo, mucho más y más mansamente que todas las dis-
cusiones violentas que «ardieron» en los siglos XVI y xvrr.
16 INTRODUCCIÓN