Page 6 - LO QUE LE ATA A LA VIDA-ESUNA
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en la misma medida en que el hombre se compromete al cumplimiento del sentido de su vida,

                  en esa misma medida se autorrealiza.

                         Es de entenderse que el sentido de la vida siempre está cambiando, nunca cesa. De

                  acuerdo con la logoterapia, podemos descubrir este sentido de la vida de tres modos distintos:
                  1, realizando una acción; 2, teniendo algún principio; y 3, por el sufrimiento. Otro medio

                  para encontrar un sentido en la vida es sentir algo como, por ejemplo, hacia la obra de la
                  naturaleza o la cultura; y también sentir por alguien, por ejemplo, el amor.


                         El sentido del amor, éste constituye la única manera de aprehender a otro ser humano

                  en lo más profundo de su personalidad. Nadie puede ser totalmente conocedor de la esencia
                  de otro ser humano si no le ama. Por el acto espiritual del amor se es capaz de ver los trazos

                  y rasgos esenciales en la persona amada; y, lo que, es más, ver también sus potencias: lo que
                  todavía no se ha revelado, lo que ha de mostrarse. No obstante, allí también se encuentra el

                  sufrimiento, es llevadero cuando un hay un sentido.


                         El sentido del sufrimiento, cuando se enfrenta una situación inevitable, por ejemplo,
                  una enfermedad incurable, se presenta la oportunidad de realizar el valor supremo, lo que

                  más importa de todo es la actitud que tomemos hacia el sufrimiento. Modificar la actitud, el
                  sentido de la vida es de tipo incondicional, ya que comprende incluso el sentido del posible

                  sufrimiento.  En  medio  de  ello  hay  un  suprasentido,  ese  sentido  último  que  excede  y
                  sobrepasa, la capacidad intelectual del hombre. Lo que se le pide al hombre no es que soporte

                  la insensatez de la vida, sino más bien que asuma racionalmente su propia capacidad para

                  aprehender toda la sensatez incondicional de esa vida que es transitoria.

                         La transitoriedad de la vida, nuestra existencia en modo alguno hace a ésta carente

                  de  significado  cuando  no  se  configura  la  responsabilidad,  todo  depende  de  que
                  comprendamos  que  las  posibilidades  son  esencialmente  transitorias.  El  hombre  elige

                  constantemente  de  entre  la  gran  masa  de  las  posibilidades.  La  persona  que  ataca  los

                  problemas de la vida activamente es como un hombre que arranca sucesivamente las hojas
                  del calendario de su vida y las va archivando cuidadosamente junto a los que le precedieron,

                  después de haber escrito unas cuantas notas al dorso, no hacerlo es caer en una neurosis
                  colectiva y considerar que todo está determinado, error, eso es pandeterminismo. El hombre

                  no está totalmente condicionado y determinado; él es quien determina si ha de entregarse a
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