Page 8 - MONTT LATIN AMERICAN MAGAZINE, OCTUBRE 2021 (Español)

Brasil: Abandona su Tradicional
Austeridad
Contradiciendo sus propias palabras al llegar al poder, el ministro de Economía, Paulo Guedes, abandonó el control del gasto fiscal. Agotado por el aumento de la inflación y las deudas para pagar las órdenes judiciales, el secretario de Estado ahora amplía su lista de maniobras y es muy criticado por los inversionistas.
Entrevista al ministro de Economía de Brasil
El mercado financiero de Brasil cayó en picada después de que el ministro de Economía, Paulo Guedes, anunciara su decisión de dejar de lado un plan de control de gasto fiscal, una tesis sagrada para los inversionistas.
Así, la Bolsa de São Paulo cerró con una caída del 2,94 por ciento —el peor desempeño en 11 meses—, después de que el secretario de Estado abriera un debate en Brasil por su intención de superar el techo de la deuda previsto para financiar el programa de ayudas sociales Auxilio Brasil, con miras a la reelección del Presidente Bolsonaro en 2022.
Cuatro secretarios del ministerio de Economía, entre ellos Bruno Funchal, responsable de la cartera especial del Tesoro y Presupuestos, presentaron su dimisión un día después del anuncio.
El techo de gasto social es un consenso que ha guiado al país en los últimos cinco años, desde los últimos del Partido de los Trabajadores en el poder. El anuncio del ministro impactó negativamente en los principales indicadores económicos del país. La B3, como se llama a la Bolsa de Valores de São Paulo, reabrió nuevamente a la baja. Por su parte, el dólar alcanzó los 5,70 reales ante la posibilidad de que el Gobierno de Bolsonaro no cumpla con el compromiso adquirido de no tocar el techo de gasto.
La idea del ministro es sobrepasar ese umbral para pagar deudas, entre ellas las conocidas como precatório —que deben cancelarse por decisión judicial— y que vencen el próximo año, y el nuevo programa social dirigido a familias en situación de vulnerabilidad. El asunto llevaba varios días siendo objeto de debate en Brasil . El temor de los inversionistas se confirmó el y provocó vuelcos importantes en los mercados.
Temor a una Espiral Inflacionaria
Existe el miedo de que Brasil entre en un círculo vicioso en el que el dinero que se inyecte en la economía aumente la demanda de los bienes de consumo y, en consecuencia, se incremente la inflación.
A través del programa Auxilio Brasil, el Gobierno pretende pagar unos USD $70 dólares por familia, más que el actual proyecto de ayudas sociales Bolsa Familia, el sector empresarial no está listo para atender ese crecimiento en la demanda.
En la práctica, el ministro contradice el discurso que él mismo defendió desde los inicios del Gobierno y con el que se ganó el apoyo irrestricto del mercado. Agotado por el aumento de la inflación y las dudas para pagar las órdenes judiciales, el ministro ahora amplía su lista de maniobras criticadas por inversionistas cada vez más escépticos de que podrá poner al país en la senda de una recuperación sostenible. La autoridad perdió credibilidad y ya está en la mira del ojo público por mantener su dinero en el exterior, como mostró la investigación periodística de los Papeles de Pandora, mientras que los brasileños están expuestos a la inestabilidad económica. La escasez de materias primas disparó los precios de muchos productos, tanto en el sector manufacturero como en el de servicios. El resultado de estas políticas se medirá en las elecciones presidenciales de 2022.
Acusación del Senado
Por otra parte, la Comisión del Senado acusó a Bolsonaro de crímenes contra la Humanidad, que se enfocan principalmente en el comportamiento del Gobierno respecto a los grupos indígenas a los que excluyó de su plan de vacunación, por lo que lo acusan de acciones inhumanas, persecución y exterminio. En un documento de mil páginas leído ante el Senado se indicó que: “Todas las pruebas revelan que el jefe del Ejecutivo tuvo numerosas conductas que agravaron las consecuencias nefastas del covid-19 en nuestra población”, se lee en el documento. Un estudio indicó que el Presidente de Brasil lideró una “estrategia institucional de propagación del virus”.
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