Page 28 - Como mariposas a la luz
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Cuando lo excepcional existe



                  Todos asistimos diariamente a una sucesión de hechos, y personas, que componen

                  el día a día.


                  Todo transcurre en lo que denominamos “normalidad”, aunque si nos pusiéramos a
                  analizarlo, podríamos perfectamente llamarlo “mediocridad”.
                  Solo de vez en cuando nos tropezamos con hechos, y los hechos los provocan las
                  personas extraordinarias.

                  La magia de la vida hace que a veces te tropieces con personas, que más allá de su
                  papel, son capaces de representar la excepcionalidad.

                  Y me refiero a esa clase de gente que, un día, te sorprenden en una esquina y ya
                  nunca más, nada vuelve a ser igual.

                  Las cosas son como son y tienen sentido porque existen, pero nada existe por tener
                  un especial sentido.

                  Solo el encontrarse con gente como ellas hace que esa visión, tan mediocre de las
                  cosas, tenga un nuevo sentido.

                  Hace que te des cuenta de que lo especial existe pero no lo sueles ver, precisamente
                  por eso, por ser especial.

                  Que hay gente capaz de llenar un espacio por sí sola cuando aparece, y mostrarte lo
                  más mediocre con solo su ausencia.

                  Gente capaz de despertar la envidia de los que un día quisieron ser mejores, y la
                  rabia de los que ya renunciaron a serlo.

                  Y desde luego, la admiración de los que son capaces de reconocer ambas cosas. Solo
                  por ser excepcionales despiertan toda clase de instintos en los demás, desde los más
                  nobles, hasta los más bajos.

                  Yo,  hoy,  ahora,  mientras  escribo  me  acuerdo  de  los  que  he  tenido  la  suerte  de
                  conocer, pero sobre todo de los que tuve el acierto de retener.

                  Porque el día a día nos lleva a perdernos en lo puntual haciendo que por el camino
                  desperdiciemos lo excepcional, y por ello, también, me siento culpable de los que
                  perdí, o dejé por el camino.









                  ©  2016 Jordi Llonch                                                                 23
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