Page 90 - Como mariposas a la luz
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                  A veces, basta un remanso de paz, un pensamiento positivo, un paisaje evocador,

                  para que nuestro mundo cambie.


                  Una  parada  en  nuestro  día  a  día,  repleto  de  objetivos  futuros,  de  melancolías

                  pasadas, que se entremezclan en un bucle sin final, que entierran el “hoy” en un

                  amasijo de ideas absurdas e inútiles.


                  Y a veces, solo a veces, vemos la luz entre las tinieblas en forma de pensamiento,

                  que ilumina las cavernas de nuestra mente y nos permite observar el presente, el

                  hoy y unirlo con lo auténtico, con el “yo”, ¡convirtiendo ese momento en mágico, que

                  nos aleja del mundo que nos han hecho creer real!


                  Pero si pensamos por un segundo cual es el mundo real, es precisamente ese, el que

                  te permite centrarte en el ahora, y en yo.


                  Yo, en mi presente… Porque todo lo demás es incontrolable además de perturbador.


                  “Hay dos cosas que no se pueden controlar, el ayer y el mañana”.



                  Puede parecer difícil, pero en ningún caso imposible, escapar de esa vorágine que

                  nos atrapa, entre el mañana, el ayer, y el tengo que, que nos convierte en esclavos
                  del tiempo y la obligación, no dejando espacio a vivir el presente.



                  “La vida, es como un enorme campo de fútbol, solo debes encontrar tu posición, en

                  quien apoyarte, y buscar tu espacio”.
                  La felicidad, no se busca, en una carrera desesperada, hacia una búsqueda constante

                  de no se sabe que, y no se sabe cuánto. La felicidad, simplemente, se encuentra,

                  desde la paz, y el reencuentro con tu “Yo”, basado en pararse, sentir el momento,
                  disfrutar de ti y de todo, sintiendo el ahora, ¡como todo momento posible!







                  ©  2016 Jordi Llonch                                                                 85
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