Page 86 - Como mariposas a la luz
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Hartos  de  auto  destruirse  por  su  propio  cáncer  mental,  (cosa  que  resultaría
                  beneficiosa), empiezan a crear metástasis, contagiando a su alrededor, y cuando ya

                  no les queda capacidad de hacerse daño, empiezan a hacerlo a los demás.


                  Contagian su negatividad a los que se les acercan, y les van convirtiendo en seres

                  diferentes. Son puntos de recarga negativa, que como una droga, te convencen de

                  sus propias carencias, suplen tus fortalezas, por sus debilidades,  te absorben en su

                  propio mundo oscuro, y te convierten en su sentido de existir.


                  En cualquier grupo, ya sea social o empresarial, existen los dos polos, pero si el

                  primero, es necesario, este segundo se convierte en especialmente prescindible.

                  Son auténticos “virus” negativos para la sociedad, o para cualquier organización.
                  Esparcen sus propias miserias, haciéndolas tuyas.



                  Podemos observar como convierten a personas positivas, y apreciadas, en auténticas
                  sombras de sí mismas.



                  Deberían cuidarnos de “extirparlos” automáticamente en cuanto fueran detectados,
                  pues su labor, sorda, pero efectiva, destruye todo cuanto le rodea.



                  Así como pasamos revisiones médicas frecuentes, deberíamos pasar revisiones de

                  nuestro  entorno,  y  aplicar  medidas  inmediatas  si  detectamos  puntos  de  recarga
                  negativa.



                  Aislarlos,  y  dejar  que  se  corrompan  a  sí  mismos,  sin  esparcir  su  podredumbre

                  destruyendo a otros. En definitiva, como parte de un entorno, deberíamos buscar y
                  rodearnos, de puntos de recarga positiva. Los hay, y ellos, nos harán lo que queramos

                  ser y nos convertirán a su vez en más puntos de recarga.










                  ©  2016 Jordi Llonch                                                                 81
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