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canismo causal del sufrimiento y la felicidad es el tema esencial de las
            Cuatro Nobles Verdades. La comprensión budista del mecanismo causal
            está basada en un análisis detallado de las diversas posibilidades de causa-
            ción. Por ejemplo, uno puede argumentar que nuestras experiencias de su-
            frimiento y de felicidad ocurren sin razón, en otras palabras, que carecen
            de causa. Esta posibilidad ha sido rechazada en las enseñanzas budistas.
            También se podría pensar que nuestras experiencias de sufrimiento y feli-
            cidad son, en cierto sentido, creadas o causadas por algún ser transcen-
            dental. Esta posibilidad también ha sido rechazada en el budismo. Otra op-
            ción sería que un determinado tipo de substancia primordial fuera la base
            del surgir de todas las cosas y eventos. Esta idea ha quedado igualmente
            descartada. Es decir, que nuestras experiencias de sufrimiento y de felici-
            dad no surgen por sí mismas, no surgen debido a una causa con existencia
            independiente ni tampoco son el producto de una combinación de éstas.
               Habiendo rechazado todas las posibilidades metafísicas precedentes, la
            enseñanza budista entiende el proceso causal en términos de un surgir in-
            terdependiente: todas las cosas y eventos, incluyendo nuestras experien-
            cias de sufrimiento y felicidad, ocurren como resultado de la reunión de
            una multiplicidad de causas y condiciones.



                     Comprender la Función Principal de la Mente

               Cuando examinamos con detenimiento la enseñanza de las Cuatro No-
            ble Verdades, descubrimos la importancia primordial que tiene la conscien-
            cia, o la mente, en la determinación de nuestras experiencias de felicidad y
            de sufrimiento. Desde la perspectiva budista, existen diferentes niveles de
            sufrimiento. Está, por ejemplo, el sufrimiento que es obvio para todos no-
            sotros, es decir, las experiencias dolorosas. Todos somos capaces de reco-
            nocerlas como sufrimiento. Un segundo nivel de sufrimiento incluye lo que
            se define comúnmente como sensaciones placenteras. En realidad, las sen-
            saciones placenteras son, también, sufrimiento porque tienen en ellas la se-
            milla de la insatisfacción. Hay, asimismo, un tercer nivel de sufrimiento
            que, en la terminología budista, se llama sufrimiento penetrante del condi-
            cionamiento. En cierto sentido, se puede decir que este tercer nivel de su-
            frimiento viene dado con la simple realidad de existir como seres ignoran-
            tes y propensos a las emociones, los pensamientos y las acciones kármicas
            negativos. El mismo hecho de estar vinculados a las emociones negativas y
            al karma es una fuente de sufrimiento y de insatisfacción.
               Si contemplas los distintos tipos de sufrimiento, encontrarás que, en úl-
            tima instancia, todos ellos están enraizados en el estado de la mente. De
            hecho, el estado indisciplinado de la mente es una experiencia de sufri-
         8  miento. Si miramos el origen del sufrimiento en los textos budistas, en-
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