Page 82 - Demo
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Cuando parecía que me estaba recuperando del soroche me doy cuenta de que pedalear a esta altura me cuesta cada vez más, tomamos algunas fotos donde Fernando me exige hacer algunos esprines y literalmente mi corazón y pulmones parecen estallar. Fernando también siente lo mismo, a esta altura las cosas no son tan fáciles como parecen, al menos para dos personas que viven prácticamente a nivel del mar (zaragoza y Sevilla). llega la hora de bajar hasta el campamento base, los chicos bajan en la pick up y yo decido descender en bici por unos increíbles y técnicos senderos de montaña. Disfruto mucho pero me canso con facilidad, así que voy parando para descansar, mi cuerpo no esta mal pero mi cabeza esta lenta, algo torpe.
Al llegar a la zona baja descubro que nuestro campamento ya esta montado, tiendas de campaña, una carpa para descansar y comer algo, incluso una tienda-baño, esto ya son muchos lujos para estar en la montaña. El campamento esta instalado en una agradable y amplia pradera andina, rodeada de bosques de queñuales y a orillas de un riachuelo glaciar. Cenamos temprano porque a las 4 de la mañana tenemos que comenzar un ascenso a pie hasta la laguna 69 situada a 4.400 metros. mientras cenamos comienzan a caer las primeras gotas de agua, una tormenta se aproxima. Poco a poco incrementa su intensidad, decidimos ir a dormir pero el ruido del agua golpeando la tienda y la humedad no ayudan a conciliar el sueño. las 4:30 de la mañana y la lluvia comienza a cesar.
yuRACCoRRAL - LAGunA 69 (4.400 M)
Son las 4.30 de la mañana, parece que el clima comienza a mejorar. Desayunamos algo, tomamos una infusión de hojas de coca que nuestro guía nos recomienda y nos ponemos rumbo a la laguna 69, situada a 4.400 metros de altitud. A pesar de no haber pegado ojo en toda la noche parece que mi cuerpo se va adaptando a la altura y no siento tanta fatiga, al menos de momento. Ver como amanece mientras estamos ascendiendo es una sensación indescriptible. la luz del sol comienza a iluminar las montañas, la nieve empieza a brillar en los picos y todo toma un color y unas texturas increíbles. Por un momento puedo sentir que estoy en un sitio especial, el hogar de los dioses, algo grande, magnifico, indescriptible. la noche no ha sido fácil pero esto merece la pena.
A medida que vamos ascendiendo la fatiga se hace más intensa, es como si mis pulmones perdieran capacidad, mi corazón late con fuerza, tengo que ir regulando la respiración y bajar el ritmo. He de confesar que los últimos metros antes de alcanzar la laguna se me hicieron duros, pero merecieron la pena. no puedo imaginar lo que un alpinista de verdad puede experimentar, pero desde hoy siento todavía más admiración y respeto si cabe por ese deporte. El paisaje resultaba brutal, abrumador, es como si esas imponentes montañas blancas estuviesen guardando un tesoro. Al bajar la mirada allí estaba ella, la laguna 69, tranquila e impasible, parecía estar esperándonos. Tras unos minutos de relax y recreo para los sentidos, decidimos emprender la vuelta, alertados por unas oscuras nubes que se acercaban a gran velocidad.
la bajada conseguimos hacerla a un ritmo muy rápido, la verdad es que no tiene nada que ver bajar de altura que subir, ahora si que voy suelto. Aunque el esfuerzo nos ha dejado tocados, han sido muchas horas sin dormir, de viaje y sin parar de hacer actividad. Estamos tocados. Cuando llegamos al campamento comemos algo y volvemos a tomar rumbo a Huaraz. Estamos realmente cansados, fatigados y con dolor de cabeza.
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