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PENTATEUCO
Dinero de rescate (Éxodo 30:11-16)
Solo se les permitía a los redimidos ofrecerlo en culto a Dios. Esta verdad quedaba implicada en las mentes de los israelitas, mediante el pago del dinero del rescate de su persona. Si uno no quería pagarlo era excluido de los privilegios del Tabernáculo y estaba en peligro de sufrir los juicios divinos.
El dinero de rescate demostraba:
Todos los hombres por naturaleza son indignos de ser contados como pueblo de Dios y disfrutar de las bendiciones divinas (Romanos 3:23). Así cada uno tiene que ser redimido.
Todos eran redimidos por la misma suma: medio siclo de plata, ni el rico aumentaba ni el poder disminuir. Dios no hace acepción de personas, todos valen igual para Él, todos necesitan el mismo rescate.
Nos habla acerca del rescate verdadero. La suma era tan pequeña que evidentemente solamente era un precio de rescate simbólico. (1 Pedro 1:18-19). Habla también del motivo de consagrarse al Señor (1 Corintios 6:19-20).
LA GLORIA DEL TABERNÁCULO (Éxodo 40:34-38)
Cuando Moisés terminó la construcción del tabernáculo, la nube que guió a Israel se acercó y descansó sobre él, como una manifestación visibles de la presencia de Dios y allí permaneció.
¿De dónde sacaron los israelitas todo lo que utilizaron para la construcción del Tabernáculo?
Cuando los hebreos salieron de Egipto, tomaron con ellos el botín de la tierra, todo el botín que pudieron cargar (Éxodo 12:35, 36). Esto incluía oro, plata, joyas, lino, pieles y otros valores. Cuando Moisés procuró entrar en el Lugar Santo, no pudo hacerlo; ya que tanto la nube como la gloria eran demasiado fuertes.
El libro termina con el cumplimiento de la promesa de Jehová. Habitaré entre hijos de Israel y seré su Dios (Éxodo 29:45-46).
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