Page 26 - Junio 2018
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Juan Leiva Sánchez




                                 Colaboración








                        EL MATRIMONIO Y


                   LA FAMILIA CRISTIANA




                  n matrimonio empieza, para algunas personas, con dos esposos ávidos
            U de conseguir unidos personas en una sola carne ¿Es, esto entonces, el
          fin del amor o el principio del fin? Puede muy bien ser la muerte de la ilusión
          si los cónyuges no comprenden la verdadera finalidad del matrimonio. No hay
          que suponer que esta institución fue creada con el solo designio de proporcionar
          condiciones seguras para entrar en él, aunque esta sea evidente una de sus finali-
          dades contextuales. Llegará un día hasta que el hombre o la mujer más ardientes
          deseen otra cosa. Por eso los casados deben empezar pronto a desarrollar otros
          propósitos distintos, cada vez más gratos y preciosos y acabarán por reemplazar
          los placeres sexuales.
            Nos valdremos de una analogía para ilustrar este punto. Supongamos que un
          hombre edifica una casa que está dispuesto vivir. Al principio se interesa por el va-
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