Page 37 - Camino a la victoria
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Camino a la Victoria









          Reúnen suficiente dinero para comprar un terreno y construir el edificio del tamaño
          necesario para acomodar no solamente al número presente de creyentes, sino a los que
          han de venir más adelante.  Después de seis meses, el edificio queda terminado y el grupo

          emocionado, lo consagra al Señor con acción de gracias.  Las paredes han sido decoradas
          con muy buen gusto, las ventanas tienen vidrios de colores, el púlpito, el altar, las bancas,
          todo está en su lugar.




          Comienzan a gozarse y a descansar.  Se sienten orgullosos de su iglesia.  Cada domingo y
          miércoles, y hasta el viernes, se reúnen para alabar a Dios y orar.  Pero, por alguna razón,
          las sillas vacías permanecen así, a pesar de que han comprado un hermoso órgano para

          tocar los himnos.




          Tal vez, sin darse cuenta, ellos mezclaron las prioridades.  El edificio para una iglesia no
          debe considerarse como el fin, ni el propósito principal.  Es más bien un medio o canal por
          el que se logrará llevar a cabo el propósito principal de la iglesia que es «Id por todo el
          mundo y predicad el evangelio a toda criatura.» Marcos 16:15.




          Cuando los cristianos hacen del edificio de una iglesia, el fin de sus esfuerzos, suceden
          cosas horrendas.  Gastan su dinero; comienzan a pelear entre sí; comienzan a frustrarse los

          unos con los otros; e incluso, terminan por abandonar sus reuniones.



          Recientemente, una congregación construyó un enorme y singular edificio en el área donde
          yo vivo.  El dinero que usaron para construir este edificio, hubiera sido suficiente para

          levantar 100,000 iglesias sencillas, humildes y funcionales en la India, por ejemplo.  Yo
          recibí una carta de un amigo pastor de Corea (mi país) pidiéndome ayuda financiera para

          completar los gastos de construcción de su nueva iglesia que costó ¡75 millones de pesos!
          Así se desperdició, dinero valioso, que se usó simplemente para construir una «hermosa»
          iglesia.  Para mí, eso desagrada a Dios y va en contra la enseñanza bíblica sobre el estilo de








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