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Camino a la Victoria
los que son menos afortunados que nosotros. Jesús dice que aún eso es poco, él estuvo
dispuesto a dar su propia vida por nosotros.
Por eso mismo, la primera bienaventuranza del sermón del monte fue: Mateo 5:3
«Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.» Esto
significa que debemos ser sencillos, humildes; buscar tesoros en el cielo, no en la tierra, es
decir no caer en el materialismo. Debemos ser ricos interiormente, honestos, amorosos,
pacientes, alegres.
En el sentido más real podemos definir la pobreza como «estar sin Jesús». Si no tenemos a
Jesús en nuestro corazón no tenemos riqueza que compartir. ¿Cuál riqueza? El Evangelio
de Jesucristo. Jesús es el pan de vida; es la fuente de agua que satisface la sed de una vez y
para siempre. La erradicación de la pobreza real es el evangelismo, el compartir el
evangelio con los que no lo tienen. Y la responsabilidad es tuya.
AMOR
Esta palabra puede significar muchas cosas. Para algunos, significa placer sexual, deseos
eróticos; para otros, significa cuidados, ayuda, contrato marital, fascinación adolescente
hacia el sexo opuesto, afecto paternal. Ahora, abre tu Biblia y busca el Capítulo 13 de 1
Corintios. A éste se le llama, a menudo, «el capítulo del amor». Tiene solamente 13
versículos en total. Ahora, lee cada versículo en voz alta, uno por uno y con mucho
cuidado.
¿Qué ves aquí?
Los primeros tres versículos, de la pluma del escritor más dotado que el Señor ha reclutado
en su ejército, aprendemos que todas las cosas buenas y admirables (el hablar en lenguas,
profetizar, entregarse a sí mismo para ser quemado por los pobres) no sirven de nada si no
se tiene amor.
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