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Camino a la Victoria
En el curso «CAMINO A LA FELICIDAD» recordarás que había dos ladrones, o alguna clase
de criminales, que también estaban colgados para morir en la cruz. Estaban colgados a
ambos lados de Jesús (Lucas 23:39-43). Uno de ellos ridiculizó a Jesús. El otro le llamó la
atención y pidió a Jesús que lo «recordara». Entonces, en el versículo 43, se anotan las
palabras de Jesús quien le dijo: «De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.»
La clave aquí es «estarás conmigo». No fue necesario ningún esfuerzo; no se necesitaron
rituales religiosos puesto que el criminal se estaba muriendo. Instantáneamente, Jesús le
dice: Te perdono de todos tus pecados y te declaro un hombre justo, perdonado.
El perdón no era para un futuro distante, o después de que el ladrón probara su sinceridad,
era para «hoy». La historia del criminal no había cambiado; él estaba pagando el precio
por su crimen. Pero su culpa había sido perdonada por Cristo y murió como un hombre
justo («conmigo en el paraíso»).
Nuevamente vemos esta justificación «en Cristo Jesús», en Romanos 3:24 «…siendo
justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, …».
La justificación no es un resultado de tu esfuerzo o una recompensa por tu buen
comportamiento o moral. Nota las palabras «gratuitamente» y «gracia». La gracia significa
que Dios nos da algo que no merecemos: la justificación. No es condicional, es gratuita y
viene de Dios porque así Él lo dispone. Tu no pagaste nada, fue gratis. La justificación
implica un cambio. Pero no eres tú quien cambia de la noche a la mañana, simplemente
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