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antes de que se nos venga encima. La atrap-              Para María Teresa Jacobo, la madre de Luis
        aron con lazos y comenzaron a jalarla. Pero, la       Alonso, éste era el segundo golpe doloroso en
        carbonizada mole no cedía. Medía más de tres          su vida. Irónicamente había llegado a Armenia
        metros de altura libre, cruzada por varas de          en abril de 1957 para olvidar la muerte de su
        bambú y de castilla que sostenían el bahareque.       primer hijo, César Arnoldo Puig Vega, de 24
        Sin embargo, al querer tumbarla no se per-            años, asesinado en la Avenida 15 de Septiembre
        cataron que estaba amarrada con otra. Luego de        de Sonsonate. Conocida como avenida de los
        seguir con el forcejeo, escucharon un atronador       Leones.
        y largo ruido y un traqueteo siniestro. La pared         Ana Jacobo, hermana de Luis Alonso, 55
        se había desplomado.                                  años después de la tragedia narra cómo vivió
           Saúl y Luis, ajenos al peligro, no se fijaron que   esos momentos. “Para mí es duro recordar esos
        la pared iba en dirección a ellos y si lo hicieron    instantes. Porque juntos íbamos a la escuela.
        fue muy tarde. Apenas les alcanzó tiempo de           Yo a la Uriarte y él se quedaba en la Solórzano.
        salir corriendo por la puerta de la muralla que       Ambos estudiábamos sexto grado. Era com-
        se les venía encima. Aún más, en su ansiedad          pañero de Antonio Gutiérrez y Hernán Hueso”,
        de ponerse a salvo, chocaron y rodaron por la         Apunta.
        acera que daba a la calle, pero no escaparon, en         Agrega: “Mi mamá vendía carne en el mer-
        segundos quedaron cubiertos por el bahareque          cado. Casi nunca lo hacía los viernes, porque
        encendido.                                            guardaba el día de cuaresma. Ese día íbamos
           Como dijo un poeta al hacer alusión a este         para la escuela cuando Ana Doris Córdova, vino
        momento trágico: “…Dos gritos de dolor al             gritando que se estaba quemando el mercado.
        unísono surgieron de sus pechos, que explotaron       De allí se me desapareció mi hermano y su amigo
        cual rosas sorprendidas. Este fue el adiós post-      que nos acompañaba; fui de curiosa al incendio,
        rero para sus padres y fue el postrer adiós para      pero no me metí. Y vi que no era el mercado, sino
        sus amigos y maestros; fue un grito convulsivo,       el mesón “San Francisco”, afirma.
        apagado por la asfixia dolorosa. Un sacudir de           “Luego me acerqué a una hojalatería, en busca
        alas arrulló el espacio. Habían muerto dos niños      de mi hermano,  mientras veía cómo botaban la
        héroes”, empeñados en apagar un incendio.             pared frente al mercado. Luego llegó mi amigo,
           Al final rescataron los dos cuerpos, entre         Hernán Hueso, con su rostro pálido, Como un
        llanto, dolor e impotencia. Por una hora, Saúl        presentimiento, le dije: -Mi hermano, verdad
        y Luis permanecieron tendidos en la calle hasta       Hernán, y éste asintió con la cabeza. Salí cor-
        su traslado a sus casas. Los dos vivían en el         riendo y lo distinguí por los mocasines café que
        mismo barrio al este de la ciudad y sus vivien-       usaba”, recuerda con mucho sentimiento.
        das apenas los separaba una pared.                       “Me fui de este mundo- subraya-, al ver al
           El pueblo entero interpretó el infortunio          profesor Rigoberto Arquioni que lo traía en bra-
        de los dos niños, como un acto de heroísmo.           zos”, enfatiza, con lágrimas en sus ojos. “Lo
        Su hazaña en la adversidad los convirtió en           recuerdo como que fue ayer. Mi hermano ya
        pequeños héroes. Su acción solidaria de ayu-          había salido cuando Navas le gritó Jacobo:-
        dar en un incendio y perecer en ese intento,          ¡Sácame! y regresó a salvarlo, entonces vio el
        se tradujo en admiración. En cuarenta años de         derrumbe de la la pared”. Su reacción, según
        fundada la ciudad, nunca se había presentado          testigos, fue cubrir al amigo con su cuerpo.
        un caso que cobrara tanta resonancia.                 Entonces le cayó la viga y le rompió la mitad
           Sólo comparado con el caso de Anita                de la cabeza y le quebró la columna
        Alvarado, que según algunas versiones peri-              La tragedia, envolvió a todo el pueblo. La
        odísticas, era una niña de Cojutepeque que            población hizo suyo su dolor y luto. El sepelio
        murió en un incendio al caerle una viga mien-         fue de héroes, algo nunca visto. La Alcaldía
        tras rescataba a su sobrinito. En Santa Ana, uno      Municipal, por única ocasión que se recuerde,
        de los parques de la ciudad lleva su nombre.          donó dos parcelas en el cementerio, para que


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