Page 189 - Armenia2015final.indd

llegó aquel hogar hospitalario y allí
se quedó para siempre”.
A renglón seguido menciona a
los refugiados guatemaltecos pert-
enecientes a familias ricas que lle-
gaban al “pueblito”, perseguidos
por la dictadura de Justo Rufino
Barrios. Entre ellos un general con
su esposa embarazada; quienes
entablaron amistad con su abuela.
El militar regresó a su país y no se
supo más de él, su esposa murió al
dar a luz una niña que fue adoptada HUMBERTO
con el apellido Vega y bautizada LLORT
con el nombre de Teresa. HIJO DE DON
Según Margarita Llort, “esa JUAN. NACIÓ
niña con el tiempo se convirtió en su EN ARMENIA
abuela. Su verdadero apellido era EN 1916
Diguero y su padre se llamaba Car-
los. Claudia en su libro, menciona
que llegó una flor y la bautizaron como Teresa de
las flores, entonces esa familia la acogió como
una hija”. Agrega, “pasan los años y a mi abuelo
le gusta la Teresita y se casa con ella”.
La pareja formó un matrimonio feliz y fruto
de esa unión tuvieron cinco hijos. Don Juan se
convirtió en un hombre exitoso, su almacén era
completo, importaba vino en grandes canti-
dades, proveía a todas las pequeñas tiendas de
MUELLE DE LA LIBERTAD DONDE
DESEMBARCÓ DON JOSÉ COMPTE Y
SU ESPOSA LAURA BONET, (FOTO DE
REVISTA “LA QUINCENA”)
189
los contornos de Armenia. A sus
posesiones agregó varias propie-
dades con vocación agrícola.
En esa posición no fue ajeno al
“efecto llamada”, el cual consistía
en que, por cada nuevo inmigrante
se originaba una gran reserva de
inmigrantes potenciales. Por
medio de una carta se explicaban
las mejores condiciones de vida
del país y se ofrecía la seguridad
de encontrar trabajo e, incluso, la
posibilidad de un pasaje pagado.
En el marco de esa cadena
migratoria, alentado por su tío
Juan llegó a Armenia, José Compte
cuando recién había contraído
matrimonio con Laura Bonet,
en 1924; luego de una travesía
en barco, con una parada de tres
meses en Panamá y de atracar en un muelle
de apenas unos 150 metros, arribó al Puerto
de la Libertad.
Don José relató a sus hijos, tiempo más tarde,
que aquello fue una gran aventura, “sudamos
ya no de calor, sino de lo angustioso que resultó
atravesar el medio kilómetro de mar hasta la
playa, en una lancha artesanal, en un mar pic-
ado, y luego ser elevados al desembarcadero. “Ni
en toda la travesía sentimos tanto miedo”, dijo.
Don José, en esa época tenía 22 años, recién
había terminado “La Mili”, en su tierra natal.
Buena cantidad de muchachos españoles aban-
donaban el país para evadir el servicio militar
que duraba tres años y privaba a las familias
de la ayuda económica. Obviamente este no
era su caso.
La tienda de los Compte –Bonet se instaló en
la calle principal, o calle Arturo Araujo. Su resi-
dencia estaba en el mismo lugar que el negocio.
Construyó en su interior una edificación de dos
plantas; abajo era un comedor abierto y en la
parte de arriba habitaciones y terraza. Tenía un
traspatio en forma de ele, con una salida lateral
hacia la calle, a un costado de la manzana.
Don Chepe, como era conocido en todo el
pueblo, era de tez blanca, un poco gordo, casi
calvo, un metro setenta de estatura, jovial,