Page 23 - C:\Users\Usuario\Documents\Flip PDF Professional\1-Catalogo UVA DE MESA (ESP-ING-CHI)\
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Imaginad aquel gesto, el mismo que hizo Noé, cuando tomó el primer fruto de la viña.
Vid es vida, símbolo. Recordad, recostado sobre el triclinio a Horacio, beatus ille, tiene
a su alcance, sobre la mesa, recién cortado el racimo, mientras dialoga con Virgilio
sobre amoríos y política, ambos sostienen en sus manos esos menudos globos, dulces
no en exceso con un punto agraz donde reposan los soles de los días.
Pensad ahora en aquellas uvas renacentistas que comparten Lázaro y el ciego,
La agricultura mediterránea se funda en tres productos: vino, aceite y pan, que mientras comen sin que ninguno de los dos cumpla, una a una, según lo pactado, ֹᇏݚ୪ြቋᇶေ֥ᇕӁ൞ğ௮ฤࣵđႲބ૫ЇđᆃᇕൊܒӮਔֹᇏݚႂൊb
conforman su dieta. En el Sureste de España, aún se toman guisos de trigo; la variada cuando con ironía acusa al lazarillo porque ha comido de tres en tres, y éste replica, ¿y ᄝ༆ϫתଲ҆đಯಖႵఃཬચ೩ݑ֥ᘡห پڶ؟ဢ֥ᣃᢡ१؟ဢđ௮ฤฬᄝ
aceituna origina múltiples sabores y, la vid, que florece entre el final de mayo y cómo sabías que era así? Pues porque yo comía de dos en dos y callabas. Por primera ᄅָᇀੂᄅԚषđఃݔൌᄝ༱࠱Ӯඃb
principios de junio, en el verano madura su fruto. vez los dos sonrieron. ुुପུԅദઊุ֥Њଡ϶ඎۄđੳႲႲ֥ွሰູ֤ᅻ֓ਔဝ֥ᅶဲbᄝ
Ved esos troncos delgados, semileñosos, que trepan desnudos, cubren con sus hojas Evocad ahora a Robinsón en su isla, cuando descubre las viñas que le defenderán del
verdes, ligera sombra, el pórtico, donde en verano conversa la familia. La luz tintinea sol y le darán su fruto, asegurando en su dieta las pasas, economía tan del gusto del ᆃဢ֥༱฿ࡅದᄝՎ߸ऊ༽ซb ֹ૫ഈ֥֧ܻע֒ቔཙđଛҐᅋ၂Ա௮ฤđݙሰૌ
sobre el suelo, la madre corta un racimo, los niños meriendan pan y uva, gozan del siglo XVIII. O reflexionad en la fábula de la zorra y aquellas uvas eternamente verdes ၂шӹሢ௮ฤބ૫Їቔູ༯֥ׄྏ၂шཚ൳ሢᆃшֹބဝܻ෮ջ۳ૌ֥ᄆb
sabor de la tierra y la luz, que en ellas reposa. en nuestra memoria. ᄝ၂ུႵስᢩඎ֥ܡބဝܻҚম֥đીႵڄđඣ༎ഒֹ֥ٚđᄝପུીႵѢЋđ
Valles y solanas, salpicados por algunas palmeras, terrenos protegidos de los vientos, Leed el texto de Platero, nuevo Quijote, bajo la luz amarilla del Sur, que Juan Ramón ಛූྟကಣֹ֥ഈđࣜဝܻ֥ሩအđݔൌᇯࡶިൌЎડđ֡ರၭۅใb
de lluvia escasa, ajenos al pedrisco, tierras calientes, ácidas, bajo un sol que espesa Jiménez recoge en El racimo olvidado: ૌᇿၩ֞ପ֥௮ฤਔગĤՖੳ֥֞ሬ֥đପહ֥ૼਊđ ପહ֥ܻ߁Տބః
el fruto, y procura ese tono azucarado, su turgencia. Tenía el racimo cinco grandes uvas. Le di una a Victoria, una a Blanca, una a Lola, una ֥ඣݔྙӮ၂ږׅ֥ࣜ࣡߂bૌམའ၂༯௮ฤࣵᆭപϘक़đ϶ઊሢദᄝၼ႕ᇏતત
Contemplad ahí la uva, de verde a morada, brillante, tersa, se eleva entre otras frutas, a Pepa- ¡los niños!-, y la última entre risas y palmas unánimes a Platero, que la cogió ሼჹb౨ૌϜ၂॒௮ฤ٢ᄝ൭ྏb ࡼ٢ᄝՀшđۋ൳ః಼ೈđಽᇉđ٢ೆ१ᇏતત
clásico bodegón. Pensad en Baco que, semidesnudo, se aleja entre las sombras. brusco, con sus dientes enormes. Ӈđಞఃݔᆬઢ֥ങࡕބۋܲb
Tomad en vuestra mano ese grano. llevadlo a los labios, suave, carnoso, dejad que lo Después, repetid conmigo: uvas y queso saben a beso. ૌམའ၂༯഼ࣁᇏ୳⇱ֻ၂ՑӇ֞௮ฤჳ֥ݔൌ֥і౦b௮ฤฬ൞ളଁ֥འᆘb
expriman los dientes, mientras estalla inundando lengua y paladar. Y gozad. ૌߎ࠺֤ྜྷڞ֥ޏঘථौᄝผၕ๏đϥᄝ֥૫భ൞၂Աྍ༷֥ېҐᅋ֥௮ฤĤა
José Luis Martínez Valero
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