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n espectacular anillo de escarpadas
y accidentadas pendientes y de
montañas coronadas de nieve rodea
con severa grandeza las tranquilas
aguas de color verde oscuro del
Königssee. Acantilados de piedra
Ucaliza de un gris pálido, desprovisto de
vegetación, cuelgan tristemente sobre el reluciente
y glacial lago. Densos bosques de coníferas cubren
muchas de las pendientes rocosas y lamen el borde
del agua con una lengua siempre verde.

Los escarpados riscos de Königssee, que en alemán
significa “lago del rey”, se alzan como paredes verticales
y dan al lago la apariencia de un pequeño fiordo. Su cinta
de agua clara y cristalina se estira a lo largo de 8 km, y
nunca tiene una anchura superior a 1,6 km. Situado entre
las montañas de los Alpes bávaros, a una altura de 602
m, el lago tiene una profundidad de 192 m.
La mejor manera de apreciar la belleza alpina del
Königssee es contemplarlo desde la cubierta de un
barco. Por lo general los barcos navegan todo el año y
el visitante podrá disfrutar de la paz y la tranquilidad.
El viaje es una experiencia única e idílica que el viajero
pocas veces hará en su vida. A partir de 1909 solamente
se permitieron en el lago barcos de propulsión eléctrica,
con vistas a mantener su tranquilidad y ayudar a
prevenir la polución de sus aguas.
Durante la década de 1980, 21 barcos transportaron
excursionistas en viaje de ida y vuelta desde la orilla
norte del Königssee. En este punto, un pequeño
arroyo desagua al lago en el Ache, un turbulento río
de montaña que corre a través de Berchtesgaden y
por las afueras de Munich antes de unir finalmente
sus aguas con las correspondientes del Danubio.
Embarcadero en lago Königssee.

Malerwinkel

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